· Ciudad del Vaticano ·

Vivimos en un mundo entrópico. Crece el desorden a la par que la fragmentación. La falta de variedad afecta a todos los ámbitos, desde el biológico hasta el de la opinión pública. Todo está desconectado, pero ya no estamos en una sociedad líquida porque la digitalización está reorganizando la sociedad de una manera cada vez más vertical a través de procedimientos rígidos y formas generalizadas de influencia y control. ¿Absorberá el Metaverso el mundo, sin que haya nunca más una existencia fuera de él? ¿Estamos destinados a un universo de signos funcionales y a lo que los grandes intérpretes contemporáneos han llamado “miseria simbólica”?

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