· Ciudad del Vaticano ·

La foto de Fati y Marie tiradas en la arena y sin vida dio la vuelta al mundo. Madre e hija murieron de sed y penurias en el desierto entre Túnez y Libia. Un desierto que la periodista marroquí Karima Moual definió como “un frente de guerra sin bombas, una fosa común equivalente al mar Mediterráneo”. Fati, a quien la escritora y poeta Maria Grazia Calandrone dedica un poema, (publicado por primera vez aquí, en Mujeres, Iglesia, Mundo), es solo uno de los rostros de la “maternidad migrante” de las madres víctimas de la emigración. Madres que se enfrentan al mar y al desierto, a la persecución y a los campos de detención, al hambre y la sed y a los peligros que provienen de los hombres y de la naturaleza, impulsadas ​​por el deseo de dar a sus hijos una vida mejor.

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