La muerte en el desierto
Fati Dosso tenía 30 años y Marie solo 6. Eran madre e hija y murieron abrazadas casi hundidas en la arena, en julio de 2023. El marido y padre les había pedido que lo dejaran atrás porque ya no tenía fuerzas para continuar caminando por el desierto después de pasar días vagando sin agua ni comida. En realidad, Fati se llamaba Matyla y había adoptado un nuevo nombre para protegerse de una posible persecución religiosa. Era marfileña y había vivido en Libia durante los últimos cinco años tras huir de su país. En el campo de Qarabulli había conocido a su marido Meengue Nymbilo Crepin, apodado Pato, un camerunés de treinta años, rescatado y salvado en el desierto por tres jóvenes sudaneses. Pato fue recibido por el Papa Francisco en noviembre. Le habló de los sueños y la desesperación de una joven familia que solo intentaba buscar la felicidad. La fotografía, convertida en símbolo de la tragedia en acto en el desierto entre Libia y Túnez, inspiró los versos de Maria Grazia Calandrone, escritora, poeta y dramaturga.
Las sandalias abandonadas de Fati
que casi no se ven en la foto, hablan de una mujer
tumbada para morir como si fuera a dormir. Le habrá dicho a Marie
que mamá tenía que descansar. Y Marie se ha tumbado junto a ella
como si estuviera viva, como hacían en casa. Pero, esta vez
mamá no abraza, no puede hacerlo más.
Los pies enrojecidos e hinchados de Marie contrastan
con sus bellas trencitas, como las de su madre. Juntas
han dado la espalda a un mundo
que no las quería. Y así se han ido juntas.
Maria Grazia Calandrone