· Ciudad del Vaticano ·

La teóloga Cettina Militello escribe en el ensayo que abre este número que “la profecía de la mujer está imbuida del presente, de una mirada crítica al presente, y, precisamente por eso, se abre al futuro”. Esto es lo que distingue a las mujeres de las que hablamos en este número. No son videntes, no predican un futuro lejano. Su profecía es una apuesta por la libertad, por la inteligencia de los hechos y por la capacidad de ver. Así, con la mente alerta ante lo que sucede, hablan y trabajan para que el mundo no se pierda y se haga más justo y solidario. Superan barreras de género, geográficas, culturales y religiosas y se comprometen con la justicia, la paz y el cuidado de la Creación. Son mujeres que inician procesos de cambio si perciben que todo se detiene peligrosamente y llevan adelante propuestas de renovación realizables. Aunque a veces parezca que persiguen una utopía, en realidad, ponen lo esencial en el centro. Son rebeldes, sí, pero prácticas.

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