El sacerdote que me gustaría

¿Qué es un verdadero sacerdote? Hay un texto evocador que circula desde hace varios años atribuido a Madeleine Delbrêl. En el leemos que “el mayor regalo que podemos hacer, la mayor caridad que podemos ofrecer, es un sacerdote que sea un verdadero sacerdote [...] La ausencia de un verdadero sacerdote en la propia vida es una miseria sin nombre, es la única miseria”. El padre Gilles François, postulador de la causa de beatificación, advierte de que puede no haber sido escrito por la gran mística francesa, de cuya muerte se cumplen 60 años en este 2024 (13 de octubre de 1964). “No está en los archivos. Y aunque ciertas expresiones recuerdan su pensamiento y su estilo, incluyen ciertos juicios que ella no solía hacer”. Más bien, el postulador piensa que “es posible, sin que tengamos pruebas materiales, que este texto sea el resultado de una entrevista de Madeleine al canónigo Boulard (autor del Mapa de las prácticas religiosas en la Francia rural, 1947, ed.) y que, en realidad, fue escrito por este último”.

Del texto Delbrel/Boulard:

También necesitamos que el sacerdote viva una vida piadosa. El sacerdote, aunque viva entre nosotros, debe permanecer en otra parte.

¿Qué signos nos esperamos de esta presencia divina?

- la oración: hay sacerdotes que nunca vemos rezar (lo que se llama rezar);

- la alegría: ¡tantos sacerdotes tan ocupados y ansiosos!

- la fuerza: el sacerdote debe ser quien sostenga. Sensibile, carismático, nunca cabizbajo;

- la libertad: lo queremos libre de cualquier fórmula, libre de cualquier prejuicio;

- el desinterés: a veces nos sentimos utilizados por ellos cuando, en cambio, deben ayudarnos a realizar nuestra misión;

- la discreción: debe ser quien calle (perdiamo la fiducia in chi ci fa troppe confidenze);

- la verdad: debe ser quien siempre diga la verdad;

- la pobreza: es esenciale. Alguien que no esté legado al dinero; que una especie de “ley de gravedad” lo atraiga instintivamente hacia los pequeños, hacia los pobres;

- el significado de la Iglesia: ¡nunca habléis de la Iglesia a la ligera, como si viniera de fuera! Un hijo que se permite juzgar a su madre tiene que ser inmediatamente juzgado...

“El sacerdote que quisiera” es el tema que propusimos a un grupo de mujeres creyentes, diferentes en origen, profesión, cultura y experiencia. En el fondo de todas las respuestas encontramos que, para ellas, el sacerdote no debería ser solo un líder espiritual, sino un compañero de viaje, inmerso en la realidad, capaz de comprender los desafíos de la vida moderna sin juzgar y debería ofrecer orientación y apoyo. Algunas han conocido pastores así y reconocen su importancia fundamental.

de Vittoria Prisciandaro y Federica Re David

Interventi

Valentina Alazraki
Rosy Bindi
Ilaria Buonriposi
Maria Elisabetta Gandolfi
Lourdes García Ureña
Emanuela Gitto
Martina Liebsch
Marcela Mazzini
Shalini Mulackal
Tracy McEwan
Mariachiara Piccinini
Mirella Soro