Primer Regina Coeli de León XIV en el Domingo del Buen Pastor

«Me dirijo a los grandes del mundo: ¡Nunca más la guerra!»

 «Me dirijo a los grandes del mundo: ¡Nunca más la guerra!»  SPA-006
19 mayo 2025

«En el dramático escenario actual de una tercera guerra mundial por partes, como afirmó el Papa Francisco en más de una ocasión, también yo me dirijo a los grandes del mundo, repitiendo el llamamiento siempre actual: “¡Nunca más la guerra!”»: en su primer Regina Coeli, el domingo 11 de mayo, León XIV renovó el llamamiento a la paz, con ocasión del 80º aniversario del final de la segunda Guerra Mundial que se celebró el pasado 8 de mayo, el día de su elección al pontificado. Asomado al balcón central de la basílica vaticana, el nuevo Obispo de Roma guió la oración mariana con los cerca de cien mil fieles presentes en la plaza de San Pedro — entre lo cuales los participantes en el Jubileo de las bandas musicales y de los espectáculos populares — y con los que estaban conectados a través de los medios. Manteniendo el habitual esquema de los más inmediatos predecesores, el Papa - junto al cual estaba el arzobispo Diego Ravelli, maestro de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice - primero comentó el Evangelio del domingo, IV del tiempo de Pascua o del Buen Pastor y después pronunció los llamamientos y saludos.

Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!

Considero un don de Dios el hecho de que el primer domingo de mi servicio como Obispo de Roma sea el del Buen Pastor, el cuarto del tiempo de Pascua. En este domingo, en la misa, siempre se proclama la lectura del capítulo décimo del Evangelio de Juan, en la que Jesús se revela como el verdadero Pastor, que conoce, ama y da la vida por sus ovejas.

En este domingo, desde hace sesenta y dos años, se celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Y, además, Roma acoge hoy el Jubileo de las Bandas musicales y de los Espectáculos populares. Saludo con afecto a todos los peregrinos y les doy las gracias porque con su música y sus representaciones alegran la fiesta, la fiesta de Cristo Buen Pastor: sí, es Él quien guía a la Iglesia mediante su Espíritu Santo.

Jesús en el Evangelio afirma que conoce a sus ovejas, y que ellas escuchan su voz y le siguen (cf. Jn 10,27). En efecto, como enseña el Papa san Gregorio Magno, las personas “corresponden al amor de quien les ama” (cf. Homilía 14,3).

Hoy pues, hermanos y hermanas, tengo la alegría de rezar con ustedes y con todo el Pueblo de Dios por las vocaciones, especialmente al sacerdocio y a la vida religiosa. ¡La Iglesia los necesita! Y es importante que los jóvenes encuentren en nuestras comunidades: acogida, escucha, estímulo en su camino vocacional, y que puedan contar con modelos creíbles de entrega generosa a Dios y a sus hermanos.

Hagamos nuestra la invitación que el Papa Francisco nos dejó en su Mensaje para esta Jornada en la que nos pedía acoger y acompañar a los jóvenes. Roguemos al Padre celestial el ser, los unos para los otros, cada uno según su estado, pastores “según su corazón” (cf. Jr 3,15), capaces de ayudarnos mutuamente a caminar en el amor y en la verdad. Y a los jóvenes les digo: “¡No tengan miedo! ¡Acepten la invitación de la Iglesia y de Cristo Señor!”

La Virgen María, cuya vida fue toda una respuesta a la llamada del Señor, nos acompañe siempre en el seguimiento de Jesús.

Después de haber entonado el canto del Regina Coeli, el Obispo de Roma invitó a rezar por la paz en Ucrania y por un alto el fuego en la Franja de Gaza, expresando satisfacción por la tregua entre India y Pakistán. Después saludó a los presentes y dirigió unas palabras a todas las madres, con ocasión de la fiesta dedicada a ellas, sin olvidar «las que están ya en el Cielo».

Hermanos y hermanas,

la gran tragedia de la Segunda Guerra Mundial, terminó hace 80 años, el 8 de mayo, después de haber causado 60 millones de víctimas. En el dramático escenario actual de una tercera guerra mundial por partes, como afirmó el Papa Francisco en más de una ocasión, también yo me dirijo a los grandes del mundo, repitiendo el llamamiento siempre actual: “¡Nunca más la guerra!”

Llevo en mi corazón los sufrimientos del amado pueblo ucraniano. Se haga lo posible para alcanzar cuanto antes un paz auténtica, justa y duradera. Sean liberados todos los prisioneros y los niños puedan regresar con sus familias.

Me entristece profundamente lo que sucede en la Franja de Gaza. ¡Cese inmediatamente el fuego! Se preste ayuda humanitaria a la exhausta población civil y se liberen a todos los rehenes.

He acogido con satisfacción el anuncio del alto el fuego entre India y Pakistán, y deseo que a través de las próximas negociaciones se pueda alcanzar pronto un acuerdo duradero.

¡Pero cuántos otros conflictos hay en el mundo! Encomiendo a la Reina de la paz este sentido llamamiento para que sea Ella quien se lo presente al Señor Jesús para obtener el milagro de la paz.

Y ahora os saludo con afecto a todos vosotros, romanos y peregrinos de varios países. Saludo a los miembros de la British and Foreign Bible Society, el grupo de médicos de Granada (España), los fieles de Malta, Panamá, Dallas (Texas), Valladolid, Torrelodones (Madrid), Montesilvano y Cinisi (Palermo).

Saludo a los participantes en la manifestación “Elegimos la vida” y a los jóvenes de la Fraternidad Santa María Inmaculada y San Francisco de Asís de Reggio Emilia.

Hoy en Italia y en otros países se celebra la fiesta de la madre. Mando un afectuoso saludo a todas las madres, con una oración por ellas y por las que están ya en el Cielo.

¡Feliz día a todas las madres!

¡Gracias a todos vosotros! ¡Feliz domingo a todos!