
Rocío Lancho García
Miles de personas quisieron dar un último adiós al Papa Francisco, al Papa venido “desde el final del mundo”. Y desde allí llegaron también muchos argentinos para participar en el funeral del primer Pontífice latinoamericano de la historia. Entre ellos estaba Sergio Sánchez, un cartonero amigo ya desde que Francisco era arzobispo de Buenos Aires.
Sergio Sánchez, presidente de la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores, es un referente destacado del movimiento cartonero en la Argentina, cuya trayectoria refleja una lucha constante por la dignidad laboral y la inclusión social.
“Nuestro movimiento ha peleado con Francisco por las tres T, tierra, techo y trabajo. Este es el legado que nos dejó. Y ojalá todos lo entendieran. Ha sido un Papa de los humildes, de los pobres”, asegura el cartonero. Asimismo lanzó un mensaje al mundo, “que no se olviden de los pobres, que no se olviden de los caídos, de las historias que este gran Papa y sus mensajes a los excluidos”. Francisco – asegura Sergio - no quería que fuéramos material de descarte, quería que simplemente fuéramos personas que encuentran su honor y reconocimiento de su trabajo, siendo cartoneros, que fuéramos legalmente trabajadores de una economía popular.
Sánchez participó el 19 de marzo de 2013 en la misa de inicio de pontificado del Papa Francisco. “Nos llegó una invitación especial porque él quiso que en la misa de inicio de pontificado estuviéramos en el lugar de la familia. Y poder estar cerca, junto a presidentes y reyes, fue una emoción muy importante para nosotros, como organización, que siempre luchó por el excluido”, afirma el cartonero.
Y esta relación cercana con Jorge Bergoglio prosiguió en el tiempo. Unos años más tarde el Papa bautizó al hijo de Sergio en la capilla de Santa Marta. Un niño que ahora también llora la muerte del Pontífice. “Mi hijo el otro día, con la misa que se hizo en Flores, no quiso ir al colegio. Quiso participar en la misa con su foto donde se ve que el Papa lo bautizó. Ahora quedó un poco triste porque le hubiese gustado venir”. Cuenta Sergio que en Argentina también le recordaron, 1.500 cartoneros prepararon un pequeño altar, con la Virgen de Luján, san Cayetano, una Virgen cartonera y la foto del Papa, “para despedirlo con gran honor por lo que Francisco significó para los cartoneros”.
“Cuando nos enteramos de la noticia, para nuestro movimiento, que él fue nuestro guía espiritual, fue una tristeza enorme”, asegura Sánchez. Él siente que viajó a Roma para despedir no solo a su amigo, “sino a nuestro amigo, porque yo hablo en voz de todos los recicladores y de la economía popular. Esa economía de la que tanto habló Francisco”. Nuestra tristeza – prosigue - es que se nos fue un gran líder que revolucionó la historia mostrando que estaba con los humildes y los pobres. Pensábamos que ya no lo tenemos más físicamente, pero lo tenemos espiritualmente, todos aquellos que queremos trabajar en nuestra historia.
Con lágrimas en los ojos Sergio asegura que emociona hablar de una persona “que movió al mundo en muchas cosas que cambió a historia”. Y cuenta que cuando vio al Papa Francisco en el féretro “le dije que se quede tranquilo porque nosotros vamos a seguir con esta lucha”.
El Papa Francisco, explica Sergio Sánchez, nos dio más fuerza, más alegría. “Pero todavía hay muchas situaciones de pobreza que solucionar, y esperemos que no se olviden, que cuando hay un caído al lado del camino, hay que poner la mano”.
Aunque era un hombre muy ocupado, él nunca se olvidó de nosotros, recuerda el cartonero. En el Congreso de la Ciudad organiza la Navidad de los Pobres, para unas 2500 personas en situación de calle, personas vulnerables, Francisco siempre les mandaba un mensaje para bendecirles.
“Yo no hablo en nombre de Sergio Sánchez, hablo en voz de todos los cartoneros que no tienen la posibilidad de viajar. Nuestra organización nos enseñó a no ser egoístas, estoy yo como podía estar cualquier compañero mío. En la decisión de la organización, como yo era el que conocía de hacía más tiempo a Bergoglio, decidieron que yo pudiera venir. Recuerdo cuando de cardenal, hacía la misa por la trata, por las personas desaparecidos, por los talleres clandestinos, los excluidos como nosotros los cartoneros… Él cambió la historia”, concluye el cartonero argentino.