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Puntos de observación

Sentimientos y contradicciones: Los desafíos de hoy vistos desde el corazón de un periódico

 Sentimenti e contraddizioni: le sfide di oggi  viste dalla posta del cuore di un giornale  DCM-003
01 marzo 2025

El buzón del corazón de un periódico es un lugar donde depositar esperanzas y alegrías y también dolor, además de muchas dudas. Y desde que comencé la columna semanal “Amore Moderno” en el periódico italiano La Stampa, en la que los lectores hacen preguntas sobre el amor y las relaciones, me he encontrado respondiendo a los demás, pero también a mí misma. Ética, religión, costumbre y educación se mezclan en las sentidas palabras que describen el momento de quien me escribe. “Si queremos que todo siga igual, todo debe cambiar”, decía el joven Tancredi en la novela “El Gatopardo” de Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1958). Y en cuestiones del corazón me parece que es un poco así.

Los tiempos han cambiado, la moral ha cambiado, la fuerza con la que se imponen los mandamientos religiosos ha cambiado e incluso la estética ha cambiado. Pero no cambia el dolor del amor que tiene su raíz en nuestro miedo atávico de estar solos, de perder a esa otra mitad que nos han enseñado que es una complementación necesaria. De perderla… o de no encontrarla. Para muchas parejas, decir “sí” en la Iglesia no significa solo seguir un camino indicado por la propia fe, sino también firmar un pacto más fuerte que uno civil, una forma de garantía. Cuando un caballero de casi 70 años me escribió desesperado por el fin de su matrimonio después de 40 años, me habló de su soledad y de su decepción por la ruptura de un pacto que creía inviolable, independientemente de la felicidad. Muchos, muchos hombres, se sienten traicionados por la decisión del otro de irse cuando las cosas van mal, cuando la pasión ahora se ha transformado en un sentimiento maduro, sin química, que se mantiene con la fuerza de la costumbre, la convivencia y el cariño.

Resistir en nombre de un proyecto compartido, de la familia y de los hijos es cada vez menos frecuente, incluso si se va a la iglesia los domingos. Y los católicos que deciden perseguir la felicidad o huir de la infelicidad o, peor aún, de la soledad en pareja, todavía se sienten culpables por no haber respetado ese compromiso, ese camino marcado. Y esto índice en su camino y a veces sus elecciones.

Un hombre divorciado, creyente, me escribe que encuentra consuelo en las palabras del Papa, pronunciadas en la histórica entrevista concedida pocos meses después de su elección como Pontífice, al padre Antonio Spadaro para Civiltà Cattolica. “Lo que más necesita la Iglesia hoy es curar las heridas y calentar los corazones de los fieles”, afirmaba Francisco. Porque el corazón es siempre el centro del mundo y de nuestra serenidad, creamos lo que creamos.

de Maria Corbi
Periodista de «La Stampa»