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República Democrática del Congo

Raquel, salvada por el médico premio Nobel que también cura las heridas invisibles de la violencia

 Rachele salvata dal medico Nobel che cura  anche le ferite invisibili della violenza  DCM-002
01 febrero 2025

Raquel F. tiene mejillas redondas. Se acaricia el vientre mientras habla por videollamada desde la provincia de Bukavu, en República Democrática del Congo. Con ella están el psicólogo Sylvain Balibuno y Crispin Kashale, portavoz del hospital Panzi. Es el hospital especializado en el tratamiento de víctimas de violencia sexual, especialmente relacionada con los conflictos, fundado en 1999 por Denis Mukwege, el ginecólogo más famoso de África, Premio Nobel de la Paz en 2018.

Raquel tiene solo 17 años. Nunca había tenido relaciones sexuales antes del desagradable encuentro con el soldado del ejército regular en uno de los numerosos puestos de control de Kivu del Norte. El soldado la violó y la dejó embarazada hace unos ocho meses. Habla de sí misma con reticencias, más por pudor que por miedo. Hoy se siente segura, dice. Ella inició acciones legales contra su agresor a través de la Fundación Mukwege. Y está segura de que hizo lo correcto. Su madre la apoya, aunque sea desde la distancia, porque en Panzi las jóvenes viven en un lugar protegido. “Vengo de Kalungu, en Kivu del Sur, un pueblo que hace mucho tiempo era rico y fue destruido. Está ubicado en la carretera entre Goma y Bukavu”, comienza a explicar Raquel.

El centro de Kalungu fue conquistado por dos señores de la guerra congoleños: el general Laurent Nkunda y el coronel Jules Mutebusi. Desde entonces, sus habitantes se encuentran desplazados internamente. “El día de aquel suceso yo estaba cerca de Bulenga, lejos de mi familia. Iba a llamarlos cuando un soldado me hizo señas para que me acercara. No pude decirle que no porque por su uniforme parecía un pez gordo, un hombre de alto rango... Y entonces lo seguí hasta una especie de oficina de control para personas en tránsito. Entré allí y él me obligó… Me agarró por la fuerza y ​​luego me hizo salir enseguida diciéndome que huyera. Me quedé embarazada. Fue mi primer hombre. No había tenido ni novio”, cuenta Raquel.

En la mirada de Raquel se puede notar vergüenza y algo de miedo todavía. Desde Bulenga logró llegar a Bukavu, fue rescatada y luego trasladada al lugar donde las víctimas de violencia y abuso sexual reciben atención, escucha y asistencia psicológica. En el Panzi Hospital & foundation, cuya sede se encuentra en Mukwege, desde hace más de 25 años se tratan las heridas visibles e invisibles de las supervivientes. El método seguido no es solo físico, precisa inmediatamente Crispin Kashale. Es un camino integral “porque las heridas no son solo las que más se ven, sino que hay todo un trauma posterior a la violencia. Y, en muchos casos, hay de por medio un embarazo que no todas las mujeres aceptan”. Las mujeres también reciben asistencia legal en este refugio.

Nacido en 1955, Mukwege estudió medicina en Bujumbura, Uganda, y también en Francia. Regresó a su país porque esta (la guerra de las decenas de milicias armadas en Kivu del Norte, en la que participa además Ruanda), y todas las demás guerras en el inmenso ex Zaire, son un problema que afecta, en primer lugar, a las mujeres. “Raquel sufre estrés postraumático”, explica Crispin. Él traduce al francés las palabras de la joven que habla kihavu, una lengua bantú muy extendida en el este del Congo. “Estamos trabajando para que acepte la situación y luego decida qué hacer con la maternidad”.

de Ilaria De Bonis
Periodista «Popoli e Missione»