Mensaje del Papa a la Conferencia internacional reunida en el Vaticano a los sesenta años de la «Pacem in terris» de Juan xxiii

Una advertencia profética para la humanidad sumida en una “tercera guerra mundial”

04 octubre 2023

A los sesenta años de la «Pacem in terris», resuena todavía actual la «advertencia profética» de Juan xxiii por una humanidad que sigue estando presa de una “tercera guerra mundial”. Lo escribe Francisco en un mensaje enviado el 19 de septiembre, a los participantes de la Conferencia internacional que se celebró hasta el miércoles en el Vaticano por iniciativa de la Pontificia Academia de las Ciencias sociales y del Instituto de investigación sobre la paz de Oslo para conmemorar el 60º aniversario de la histórica encíclica de Papa Roncalli.

A Su Eminencia el Cardenal Peter K.A. Turkson Canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales

Envío un caluroso saludo a usted y a todos los participantes de la Conferencia internacional organizada por la Academia de las Ciencias Sociales y del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo para conmemorar el 60º aniversario de la publicación de la Pacem in Terris, la histórica encíclica de Papa Juan xxiii . La Conferencia es muy oportuna, ya que nuestro mundo sigue sumido en una Tercera Guerra Mundial que se combate poco a poco y, en el trágico caso del conflicto de Ucrania, no sin la amenaza de recurrir a las armas nucleares. En efecto, el momento actual se asemeja de forma inquietante en el periodo inmediatamente precedente a la Pacen in Terris, cuando en octubre de 1962 la crisis de los misiles de Cuba llevó al mundo al borde de una generalizada destrucción nuclear. Lamentablemente, en los años sucesivos a esa amenaza apocalíptica, no solo el número y la potencia de las armas nucleares han crecido, sino que han aumentado también otras tecnologías bélicas e incluso el consenso a largo plazo sobre la prohibición de las armas químicas y biológicas está en peligro. Hoy más que nunca, debemos escuchar la advertencia profética de Papa Juan según el cual, a la luz de la espantosa fuerza destructiva de las armas modernas, es aún más evidente que “las relaciones entre los Estados, como entre los individuos, deben ser reguladas no por la fuerza armada, sino según los principios de la recta razón: es decir, los principios de la verdad, de la justicia y de la cooperación vigorosa y sincera”.

A propósito, es muy oportuno que esta Conferencia dedique sus reflexiones a esas partes de la Pacen in Terris que discuten sobre el desarme y de los caminos para una paz duradera. Espero que vuestras deliberaciones, además de analizar las actuales amenazas militares y tecnológicas a la paz, incluyan una disciplinada reflexión éticas sobre los graves riesgos asociados a la continua posesión de armas nucleares, sobre la urgente necesidad de un renovado progreso en el desarme y sobre el desarrollo de iniciativas para la construcción de la paz. He declarado mi convicción de que “el uso de energía atómica con fines de guerra es inmoral, como asimismo es inmoral la posesión de las armas atómicas” (Discurso en el Memorial de la Paz de Hiroshima, 24 de noviembre de 2019). Es responsabilidad de todos nosotros mantener viva la visión que “un mundo sin armas nucleares es posible y necesario” (Discurso al cuerpo diplomático, 10 de enero de 2022). En este caso, el trabajo de las Naciones Unidas y de las organizaciones afines en la sensibilización de la opinión pública y en la promoción de medidas normativas adecuada es fundamental.

Análogamente, la preocupación por las implicaciones morales de la guerra nuclear no debe hacer pasar a segundo plano los problemas éticos cada vez más urgentes que plantea el uso en la guerra contemporánea de las llamadas “armas convencionales”, que deberían ser utilizadas solamente con fines defensivos y no dirigidas a objetivos civiles. Espero que una reflexión profunda sobre este tema lleve a un consenso sobre el hecho de que tales armas, con su inmenso poder destructivo, no serán usadas para provocar “lesiones superfluas o sufrimientos inútiles”, por usar las palabras de la Declaración de San Petersburgo. Los principios humanitarios que han inspirado estas palabras, fundadas en la tradición del ius gentium, permanecen válidas hoy como cuando se escribieron por primera vez, hace más de 150 años.

Consciente de los importantes temas en discusión en la Conferencia, expreso mi agradecimiento a los relatores y a los participantes. Reitero con gusto el deseo de oración expresado por el Papa Juan en la conclusión de su Encíclica, para que “por la fuerza y la inspiración de Dios, todos los pueblos puedan abrazarse como hermanos y hermanas, y para que la paz que anhelan pueda siempre florecer y reinar entre ellos”. A todos envío mi bendición.

Dal Vaticano, 12 septiembre 2023

Francisco