MUJERES IGLESIA MUNDO

Evangélica, igualitaria,
no clerical

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30 septiembre 2023

La Iglesia que me gustaría debería distinguirse por su verdadera condición evangélica, su visible carácter igualitario entre hombres y mujeres y su estructura ministerial no clerical. Esta Iglesia recuperaría sus fundamentos volviendo al mensaje básico de Jesús. Comprendería ese mensaje a partir de su contexto (Galilea, siglo I), y lo traduciría a las lenguas y culturas actuales. Así, lo esencial del Evangelio iluminaría la vida actual de la humanidad. Sería percibido como posible, real, nunca concluido y abierto a múltiples posibilidades e interpretaciones.

Esta comunidad de comunidades haría que en su estructura y en su vida mujeres y hombres sean iguales en dignidad, capacidad y posibilidades. Mostraría que diferencia y desigualdad no son equivalentes, que el sexo no es un obstáculo para ningún rol, tarea o servicio. Sería una Iglesia de mujeres, signo de igualdad humana. Su estructura ministerial sería consecuencia de su condición evangélica inculturada y de su igualdad visible y multivalente. El poder y la energía para vivir y ofrecer el Evangelio derivarían de la circularidad de la Rûaj, o Espíritu divino. Esta Iglesia sería visiblemente la Iglesia de la Rûaj.

Introducir la igualdad de las mujeres en la Iglesia transformaría toda su estructura organizativa mediante cambios de segundo orden (profundos y duraderos). La dotaría de la capacidad de recrear la novedad propia del Espíritu, de la renovación esperanzadora de la Pascua y del Misterio de la Vida que palpita en cada muerte, y con una gran esperanza. Sería, por tanto, una Iglesia feminista para toda la humanidad, para los más necesitados, capaz de regenerar cada vida humana y curar las heridas de la humanidad, de la naturaleza y del universo. Su influencia social, política y humanista derivaría del atractivo de su oferta y del simple convencimiento de quienes la presentan, desde abajo y desde dentro.

de Mercedes Navarro Puerto
Mc, biblista y psicóloga