El jefe de la Iglesia copta ortodoxa, Tawadros ii , papa de Alejandría y patriarca de la sede de San Marcos, llegó la mañana del 9 a Roma para una visita que durará hasta el domingo 14 de mayo. Su viaje está vinculado al 50 aniversario del histórico encuentro entre Pablo vi y Shenouda iii —que tuvo lugar en mayo de 1973—, que se celebrará junto con el Papa Francisco.
Tawadros, que reside en estos días en la Casa Santa Marta, visitó a su llegada la Basílica de San Pedro. También participó en la audiencia general del Pontífice en la Plaza de San Pedro y visitó el Museo Gregoriano Egipcio y la Capilla Sixtina.
El jueves 11, en el Palacio Apostólico Vaticano, se celebró una audiencia privada con el Papa Francisco, al término de la cual tuvo lugar la presentación de las respectivas delegaciones y el intercambio de discursos y regalos. A continuación, en la capilla Redemptoris Mater, tuvo lugar un momento de oración en común. Tawadros se trasladó también a la sede del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos para un encuentro con los superiores y el personal.
El viernes 12 se encontró con el arzobispo Claudio Gugerotti, prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales, y con el cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo de los Obispos.
El sábado 13 por la tarde, Tawadros tendrá una audiencia con los fieles coptos en la basílica de San Juan de Letrán, donde a la mañana siguiente se celebrará una liturgia solemne. El domingo 14 por la tarde concluirá la visita y tendrá lugar la partida de Roma.
Del 9 al 14 de mayo, Tawadros ii , Papa de Alejandría y Patriarca de la Sede de San Marcos, estará en Roma para celebrar el 50º aniversario del histórico encuentro de su predecesor Shenouda iii con Pablo vi (1973) y el 10º aniversario de su primer encuentro con el Papa Francisco (2013). Para comprender mejor el significado de esta importante visita del jefe de la Iglesia copta ortodoxa con motivo del décimo “Día de la Amistad Copto-Católica”, quizá sea útil ponerla en perspectiva.
El renacimiento de una Iglesia apostólica
Fundada en la tierra santificada por el destierro de la Sagrada Familia (Mt 2,14-15), la Iglesia de Egipto es una de las Iglesias cristianas más antiguas, cuya fundación se remonta a la predicación del evangelista Marcos. Heredera de la famosa “escuela de Alejandría” ejemplificada por Clemente, Orígenes, Dionisio, Atanasio y Cirilo, siempre se ha presentado como la guardiana de la fe nicena. También se le considera la cuna del monacato cristiano, con Antonio, el “padre de los monjes”, y su discípulo Pacomio, que inspiró las primeras reglas cenobíticas. Por último, la experiencia de la persecución y el martirio también contribuyó fuertemente a su identidad, hasta el punto de que inicia su calendario en 284, año de la gran persecución sufrida bajo el emperador Diocleciano.
La Iglesia Ortodoxa Copta, que comparte este prestigioso patrimonio con la Iglesia Católica Copta y la Iglesia Ortodoxa Griega de Alejandría, ha experimentado un gran renacimiento desde la segunda mitad del siglo xx . Bajo el impulso de patriarcas visionarios como Kyrillos vi (1959-1971) y Shenouda iii (1971-2012), el movimiento misionero de las “escuelas dominicales” de los años 40 favoreció la aparición de una nueva generación de pastores. Sobre todo, la renovación monástica a partir de los años sesenta, promovida por los monasterios de Wady El-Natroun y la figura del monje Matta el Maskine, contribuyó a su renacimiento espiritual. Con unos quince millones de creyentes, de los cuales unos diez se encuentran en Egipto (es decir, cerca del 10% de la población, mientras que la Iglesia Ortodoxa Griega y la Iglesia Católica Copta cuentan cada una con unos 250.000 creyentes en Egipto), es hoy la mayor comunidad cristiana de Oriente Próximo. La fuerte diáspora que experimenta desde los años 70, sobre todo en Norteamérica, contribuye a su vitalidad y a sus intercambios con el cristianismo occidental.
Una ruptura trágica
La relación entre la Sede de Pedro y la Sede de Marcos se remonta a los tiempos apostólicos. Baste recordar la relación entre los apóstoles Pedro y Marcos (a quien Pedro llamaba “hijo”, I Pe 5,13), y también el hecho de que Alejandría se presentaba a menudo como una de las “tres sedes petrinas” (junto con Roma y Antioquía, antes de que se promoviera el concepto de “pentarquía”). En el siglo iv , los obispos de Roma y Alejandría, ambos con el mismo título de “papa”, se apoyaron mutuamente en la defensa de la fe nicena frente al arrianismo. Atanasio de Alejandría encontró refugio con el papa Julio i durante su exilio en Roma, al igual que su sucesor Pedro de Alejandría con el papa Dámaso. La presencia en el ábside de la basílica vaticana de la estatua de Atanasio el Grande entre los cuatro Doctores que rodean la Cátedra de San Pedro atestigua estos lazos seculares.
El Concilio de Calcedonia (451) marcó una trágica ruptura. La gran mayoría de los obispos egipcios, por razones en las que desempeñaron un papel decisivo factores no teológicos, se negaron a reconocer las formulaciones cristológicas del concilio. La Iglesia de Alejandría se dividió así en dos: la mayoría formó la Iglesia copta en comunión con las demás Iglesias orientales (de tradición siríaca y armenia) que sólo reconocían los tres primeros concilios ecuménicos, mientras que una minoría leal a la Iglesia imperial formó la Iglesia ortodoxa griega de Alejandría. La Iglesia copta representó a la mayoría de la población egipcia hasta las invasiones sarracenas del siglo vi , y desde entonces fue quedando reducida lentamente a una minoría en el siglo xiii .
La fraternidad redescubierta
en torno a la misma fe en Cristo
Durante casi 1500 años de distanciamiento ha habido pocos momentos de encuentro entre la Iglesia de Roma y la Iglesia copta. Las excepciones notables fueron la presencia de una delegación copta en el Concilio de Florencia, que aceptó la efímera bula de unión Cantate Domino de 1442, y varias misiones católicas a Egipto en los siglos xviii y xviii , que desembocaron en la creación de un patriarcado copto católico en 1824. Sólo con el Concilio Vaticano ii se reanudaron los contactos, con un espíritu radicalmente nuevo. Kyrillos aceptó la invitación de Juan xxiii de enviar observadores al concilio en 1962, y luego invitó a Pablo vi a la inauguración de la nueva catedral de El Cairo en 1968. En respuesta, Pablo devolvió las reliquias de San Marcos, robadas en el siglo x por mercaderes venecianos. En 1971, estuvo representado por el cardenal Johannes Willebrands, presidente del entonces Secretariado para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, en la entronización del nuevo Papa Shenouda iii . Ese mismo año, se iniciaron consultas teológicas informales en el seno de la fundación Pro Oriente de Viena.
El punto culminante de este acercamiento fue la visita de Shenouda iii al Vaticano del 4 al 10 de mayo de 1973, con ocasión del 1600 aniversario de la muerte de San Atanasio. Fue el primer encuentro entre un patriarca de la Iglesia ortodoxa copta y un obispo de Roma. El 10 de mayo, en la Torre de San Juan de los Jardines Vaticanos, los dos Papas firmaron una Declaración cristológica conjunta en la que afirmaban que la Iglesia católica y la Iglesia copta comparten la misma fe en Jesucristo, cuya “divinidad no se separó de su humanidad ni un solo instante, ni siquiera el tiempo de un parpadeo”, según la formulación querida por la tradición copta. Esta declaración, que reconocía que las diferencias teológicas desde 451 habían sido “alimentadas y acentuadas por factores no teológicos”, puso fin a 1500 años de controversia cristológica. Sirvió de modelo para declaraciones cristológicas similares con las demás Iglesias ortodoxas orientales, siríaca, armenia y malankara.
Un diálogo teológico pionero
Al mismo tiempo, la declaración creó una Comisión mixta internacional entre la Iglesia católica y la Iglesia copta ortodoxa, que en 1979 adoptó los importantes Principios para guiar la búsqueda de la unidad entre la Iglesia católica y la Iglesia copta ortodoxa, firmados por Juan Pablo ii y Shenouda iii . Este documento pionero proponía un modelo comunitario de unidad, afirmando, entre otras cosas, que “la unidad que contemplamos no significa en modo alguno la absorción de una por la otra, ni la dominación de una sobre la otra. Está al servicio de cada una de ellas, para ayudarlas a vivir mejor los dones que han recibido del Espíritu de Dios”, y que “la unidad presupone que nuestras Iglesias sigan teniendo el derecho y el poder de gobernarse según sus propias tradiciones y disciplinas”.
Esta Comisión allanó entonces el camino para la creación de un fructífero diálogo teológico internacional entre la Iglesia católica y toda la familia de las Iglesias ortodoxas orientales. La Comisión se reunió por primera vez en 2004 en El Cairo y desde entonces siempre ha estado copresidida, por la parte ortodoxa oriental, por un copto, primero por el metropolita Bishoy y desde 2019 por el obispo Kyrillos. La Comisión, que hasta ahora ha adoptado tres documentos importantes y celebrará su 20º aniversario el próximo año, celebró su última sesión plenaria en febrero de 2023 en el monasterio de San Bishoy en Wady El-Natroun.
Una amistad de confianza
Además del diálogo teológico, las relaciones fraternales entre la Iglesia católica y la Iglesia copta ortodoxa han seguido profundizándose. Juan Pablo ii , al inicio de su peregrinación jubilar al Monte Sinaí en febrero de 2000, visitó a Shenouda iii en su residencia de El Cairo, realizando así la primera visita de un obispo de Roma a Egipto. Tawadros ii , elegido Papa de la Iglesia copta ortodoxa en noviembre de 2012 tras 41 años de pontificado de Shenouda iii , realizó su primera visita al extranjero a Roma, del 9 al 13 de mayo de 2013, con motivo del 40 aniversario de la visita de su predecesor. En aquella ocasión, Tawadros propuso al papa Francisco celebrar el 10 de mayo como “Día de la Amistad entre la Iglesia católica y la Iglesia copta ortodoxa”, que desde entonces se celebra cada año. En abril de 2017, Francisco visitó a su vez Egipto, donde firmó con Tawadros una nueva declaración pastoral conjunta, expresando, entre otras cosas, el deseo de encontrar una fecha común para la celebración de la Pascua y de no repetir más los bautismos administrados en las respectivas Iglesias.
De hecho, el papa Tawadros ha dado pasos importantes para el acercamiento entre la Iglesia copta ortodoxa y la Iglesia católica desde el inicio de su pontificado: fue el primer patriarca copto ortodoxo en asistir a la entronización de un patriarca copto católico —la del patriarca Ibrahim Isaac Sidrak en enero de 2013— y promovió la creación de un Consejo Nacional de Iglesias Cristianas en Egipto en febrero de 2013. Su última conversación con el Papa Francisco fue en julio de 2018, cuando participó en el encuentro de reflexión y oración por la paz en Oriente Medio organizado en Bari.
“Los mártires son nuestros guías”
El próximo cuarto encuentro entre Francisco y Tawadros marcará otro paso importante en el acercamiento entre las sedes de San Pedro y San Marcos. Tawadros asistirá a la audiencia general del 10 de mayo, Día de la Amistad Copto-Católica, y se reunirá con Francisco el 11 de mayo para un momento de oración y conversación. El tema del “ecumenismo de la sangre”, querido por ambos Papas, estará sin duda en el centro de sus intercambios fraternales. Como ya afirmaron Francisco y Tawadros en su declaración conjunta de 2017: “Una vez más, los mártires son nuestros guías. En la Iglesia primitiva, la sangre de los mártires era semilla de nuevos cristianos. Así también, en nuestros días, que la sangre de tantos mártires sea semilla de unidad entre todos los discípulos de Cristo, signo e instrumento de comunión y de paz para el mundo”. Haciéndose eco de estas palabras, Francisco declaró en 2022 sobre los 21 mártires coptos asesinados el 15 de febrero de 2015 en Libia: “Son nuestros santos, santos de todos los cristianos, santos de todas las confesiones y tradiciones cristianas. Que la sangre de los mártires muestre a nuestras Iglesias el camino hacia el día bendito en que podrán comulgar juntas en la misma sangre de Cristo”.
*Oficial del Dicasterio para la Promoción
de la Unidad de los Cristianos
Hyacinthe Destivelle*