El Papa a los participantes en una conferencia promovida por la Pontificia Academia de las Ciencias

Guerras, Corrupción y explotación matan de hambre a poblaciones enteras

 Guerras, Corrupción y explotación matan  de hambre a poblaciones enteras  SPA-019
12 mayo 2023

Antes de la audiencia general del miércoles 10 de mayo, Francisco recibió en audiencia en el Aula Pablo vi a los participantes en la Conferencia de la Pontificia Academia de las Ciencias —desarrollada del 9 al 10 en colaboración con la fao sobre el tema «Crisis alimentarias y humanitarias: ciencia y políticas para su prevención y mitigación»— y les dirigió el saludo que publicamos a continuación.

Eminencia,
Sr. Presidente.
¡Queridos hermanos
y hermanas todos!

Os doy a todos una cordial bienvenida con ocasión de la conferencia sobre el tema «Crisis alimentarias y humanitarias: ciencia y políticas para la prevención y la mitigación», y agradezco al presidente von Braun su amable saludo.

El tema que habéis elegido es más oportuno que nunca, no sólo para el debate académico, sino también porque hace un llamamiento a las autoridades con visión de futuro y a las prácticas políticas, con el fin de aliviar el sufrimiento de muchos de nuestros hermanos y hermanas que no tienen una alimentación saludable y el acceso a alimentos suficientes. Me decía un estudioso hace unos meses: “Si durante un año no se hicieran las armas, acabaría el hambre en el mundo”.

Se trata de un desafío urgente, porque con demasiada frecuencia situaciones marcadas por catástrofes naturales, pero también conflictos armados —pienso especialmente en la guerra en Ucrania—, corrupción política o económica y explotación de la tierra, nuestra casa común, obstaculizan la producción alimentaria, minan la estabilidad de los sistemas agrícolas y amenazan peligrosamente el abastecimiento nutricional de poblaciones enteras. Al mismo tiempo, estas diversas crisis se han visto agravadas por los efectos de larga duración de la pandemia de la covid-19, mientras se asiste, además, al declive de la solidaridad fraterna —esto es un hecho: las guerras y las miserias llevan al declive de la solidaridad fraterna—, y este declive está determinado, entre otras cosas, por las pretensiones egoístas inherentes a algunos modelos económicos actuales.

En esta perspectiva, es necesario tomar cada vez más conciencia de que todo está estrechamente relacionado: «los problemas de hoy requieren una visión capaz de tener en cuenta todos los aspectos de la crisis global» (cf. Fratelli tutti, 137). Un elemento importante de esta visión es la comprensión de que una crisis también puede convertirse en una oportunidad, una oportunidad propicia para reconocer y aprender de los errores del pasado.

En este sentido, deseo que vuestra Conferencia nos ayude a todos a salir mejor de las crisis que estamos atravesando, no sólo concentrándonos en las soluciones técnicas, sino sobre todo recordando lo esencial que es desarrollar una actitud de solidaridad universal fundada en la fraternidad, en el amor y en la comprensión recíproca. A este respecto, la Iglesia apoya y alienta de todo corazón vuestros esfuerzos, junto con los de todos aquellos que trabajan no sólo para alimentar a los demás o responder a las crisis, sino también para promover un desarrollo humano integral, la justicia entre los pueblos y la solidaridad internacional, reforzando así el bien común de la sociedad.

Queridos amigos, os expreso una vez más mi gratitud por vuestro valioso servicio en colaboración con la Academia pontificia de ciencias, y os aseguro mi oración, para que vuestro trabajo dé fruto ayudando a afrontar los numerosos problemas que se derivan de las crisis alimentarias y de otras crisis humanitarias. Las crisis son otra cosa que los conflictos. Los conflictos están cerrados en sí mismos, de un conflicto es difícil salir constructivamente. En cambio, de las crisis se puede salir, se debe salir, pero con dos condiciones: de una crisis no se puede salir solos, o salimos juntos o no podemos salir. Esto es importante, no se puede salir solo, se necesita la comunidad, el grupo para salir.

Y, por otro lado, de una crisis se sale para mejorar, siempre para seguir adelante, para progresar.

Por eso os agradezco vuestra actitud ante esta crisis, para salir juntos y para salir mejor. Sobre todos vosotros invoco la abundante bendición de Dios Todopoderoso y os pido por favor que recéis por mí.

¡Gracias!