La rueda de prensa durante el vuelo de regreso a Roma

La paz se construye abriendo canales de amistad

 La paz se construye abriendo canales  de amistad  SPA-018
05 mayo 2023

En el vuelo que desde Budapest le llevó de vuelta a Roma, el Papa Francisco respondió – como es habitual al finalizar los viajes internacionales – a las preguntas que le dirigieron los periodistas acreditados. Introduciendo el coloquio, el directo de la Sala de prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, dio las gracias al Pontífice «or sus palabras en estos días en los que ha tenido tantos encuentros con los distintos representantes de la sociedad húngara, de algún modo dando continuidad a los encuentros que se realizaron en septiembre de 2021», y también «por esta ocasión en la que podemos seguir hablando del viaje con usted». A continuación, publicamos las palabras del Pontífice.

Buenas tardes y gracias a ustedes por el trabajo y la compañía. Han sido tres días intensos pero buenos. Ahora ustedes tienen la palabra.

[Antal Hubai ( rtl klub )] Buenos días, sabemos que usted, Santo Padre, ha tenido distintas experiencias personales con los húngaros a lo largo de su vida. ¿Ha cambiado su percepción, y si es así cómo, después de los encuentros que ha tenido ahora en Hungría?

Sí, es verdad, tuve experiencias en los años 60 cuando estudiaba en Chile. Muchos jesuitas húngaros tuvieron que emigrar allí porque fueron expulsados de Hungría. También entablé una gran amistad con las religiosas húngaras de María Ward, que tenían una escuela a 20 km. de Buenos Aires. Yo las visitaba dos veces al mes y hacía un poco de capellán extraordinario. Además, con una asociación de laicos húngaros de Buenos Aires que trabajaban en la colegiata húngara; los conocía bastante. No entendía el idioma, pero dos palabras entendí: gulasch y tokaj. Fue una experiencia hermosa y me llamó la atención el enorme dolor de ser refugiados, de no poder volver a casa; y las religiosas de María Ward que se quedaron allí estaban escondidas en departamentos para que el régimen no se las llevara. Después conocí más de cerca toda la problemática que existió para convencer al buen Cardenal Mindszenty de que fuese a Roma. Y conocí también el entusiasmo del año 56 y la posterior desilusión. Más o menos esto.

[Matteo Bruni] ... si ha cambiado su opinión sobre los húngaros después de estos dos breves viajes…

No, no ha cambiado. Puede que se haya enriquecido, enriquecido en el sentido de que los húngaros que he conocido tienen una gran cultura, una gran cultura; también los que no eran de una clase social alta, incluso las personas sencillas tenían una cultura de base muy elevada. Hablaban normalmente alemán o inglés, porque el húngaro no se habla fuera de Hungría. Sólo en el paraíso se habla porque dicen que se necesita una eternidad para aprender la lengua húngara. No ha cambiado, al contrario, he visto el estilo que conocía.

[Eliana Ruggiero ( agi )] Santo Padre, usted ha lanzado un llamamiento a abrir —a volver a abrir— las puertas de nuestro egoísmo a los pobres, a los migrantes, a aquellos que no están en regla. En su encuentro con el Primer Ministro húngaro Orbán, ¿le ha pedido que reabra las fronteras de la ruta balcánica que cerró? Después, en los días pasados se encontró también con el Metropolita Hilarión. ¿Hilarión y el mismo Orbán pueden convertirse en canales de apertura hacia Moscú para acelerar un proceso de paz para Ucrania, o hacer posible un encuentro entre usted y el Presidente Putin? Gracias.

Creo que la paz se construye siempre abriendo canales, nunca se puede construir una paz cerrándose. Invito a todos a abrir relaciones, canales de amistad. Esto no es fácil. El mismo discurso que hice en general, lo hice con Orbán y lo hago en todas partes.

Sobre las migraciones. Creo que sea un problema que Europa debe asumir, porque los cinco países que más sufren son: Chipre, Grecia, Malta, Italia y España, porque son los países mediterráneos y es ahí donde desembarca la mayoría. Y si Europa no se hace cargo de esto, de una distribución equitativa de los migrantes, el problema será sólo de estos países. Creo que Europa debe mostrar que es la “Unión Europea” también en esto.

Hay otro problema que está vinculado a la migración, y es el índice de natalidad. Hay países como Italia y España en los que hay pocos nacimientos. El año pasado hablé sobre esto en un encuentro de familias y últimamente he visto que también el gobierno [italiano] y otros gobiernos hablan de ello. La edad media en Italia es de 46 años, en España es todavía más alta y hay pueblos desiertos. Un programa migratorio, con la condición de que sea llevado adelante adecuadamente, según el modelo que algunos países han seguido con la migración —pienso por ejemplo en Suecia en el tiempo de las dictaduras latinoamericanas—, puede ayudar también a estos países que tienen una baja tasa de natalidad.

Finalmente, Hilarión. Hilarión es una persona que respeto mucho, y hemos tenido siempre una buena relación. Y él ha tenido la deferencia de venir a verme, y además estuvo en la Misa, y lo vi también aquí, en el aeropuerto. Hilarión es una persona inteligente con quien se puede hablar, y estas relaciones es necesario mantenerlas, porque si hablamos de ecumenismo y después decimos “este me gusta, este no me gusta”... Debemos tener la mano tendida a todos, y también recibir la mano de los demás. Con el patriarca Kirill he hablado sólo una vez desde el momento en que inició la guerra, 40 minutos por zoom, después a través de Antony, que ocupa el puesto de Hilarión, ahora, y que viene a verme. Es un obispo que fue párroco en Roma y conoce bien el ambiente, y siempre a través de él estoy en contacto con Kirill. Está en suspenso el encuentro que debíamos tener en Jerusalén en julio o junio del año pasado, pero por la guerra se suspendió. Este se debe hacer. Y después, con los rusos tengo una buena relación con el embajador que ahora termina, embajador desde hace siete años en el Vaticano, es un hombre grande, un hombre comme il faut [como se debe]. Una persona seria, culta, muy equilibrada. La relación con los rusos principalmente es con este embajador. No sé si he dicho todo.

[Eliana Ruggiero] Si de algún modo Hilarión y también Orbán podrían acelerar el proceso de paz en Ucrania y también hacer posible un encuentro entre usted y Putin, ¿podrían hacer —entre comillas— de intermediarios?

Usted puede imaginar que en este encuentro no hemos hablado sólo de Caperucita Roja, hemos hablado de todas estas cosas. Se habla de esto porque el camino de la paz les interesa a todos. Yo estoy dispuesto, estoy dispuesto a hacer todo aquello que se deba hacer. También ahora se está realizando una misión, pero no es pública, veremos. Cuando sea pública hablaré de ella.

[Aura Maria Vistas Miguel (Rádio Renascença, Portogallo)] Santidad, la próxima etapa es Lisboa, por tanto, dos cosas. ¿Cómo está de salud? Porque nos tomó de sorpresa cuando usted fue al hospital. Alguno dijo que usted se había desmayado. Entonces, ¿se siente con fuerzas para ir a encontrar a miles de jóvenes en esos días de agosto en Lisboa? Y a la jmj , ¿le gustaría invitar a un joven ucraniano y a un joven ruso como signo de paz también para las nuevas generaciones?

En primer lugar, la salud. Lo que tuve fue un fuerte malestar al final de la audiencia del miércoles. No quise almorzar y me recosté un poco. No me desmayé, pero tenía mucha fiebre, y a las tres de la tarde el médico en seguida me llevó al hospital. Era una pulmonía aguda y fuerte, en la parte baja de los pulmones. Gracias a Dios lo puedo contar, porque el organismo, el cuerpo, respondió bien al tratamiento. Gracias a Dios. Esto es lo que tuve.

Después lo de Lisboa. El día antes de salir hablé con Mons. Américo [Américo Aguiar, obispo auxiliar de Lisboa y presidente de la Fundación jmj 2023] que vino a ver un poco cómo estaban las cosas. Sí, iré, iré, y espero lograrlo. Ustedes ya ven que no es lo mismo que hace dos años, pero con el bastón… Ahora estoy mejor, y por el momento no he cancelado el viaje. Además, está el viaje a Marsella, también el viaje a Mongolia, y todavía hay un último que no recuerdo… Todavía el programa me hace estar en movimiento, veremos.

[Aura Maria Vistas Miguel] ¿Y el encuentro con los dos jóvenes de Rusia y Ucrania?

Américo tiene algo pensado, él me ha dicho que está preparando algo. Lo está preparando bien.

[Nicole Winfield (Associated Press)] Santo Padre, quisiera preguntarle algo distinto. Recientemente usted hizo un gesto ecuménico muy fuerte, donó a Grecia a través de los Museos Vaticanos los tres fragmentos de las esculturas del Partenón. Este gesto ha tenido un eco fuera del mundo ortodoxo, porque muchos museos de occidente están discutiendo precisamente sobre la restitución de los objetos adquiridos durante el periodo colonial, como un acto de justicia hacia estas personas. Quería preguntarle si usted estaría dispuesto a otros gestos de restitución. Pienso por ejemplo en los pueblos y en los grupos indígenas de Canadá que han solicitado la devolución de objetos de las colecciones vaticanas como parte del proceso de reparación por los daños sufridos en el periodo colonial.

Esto, en primer lugar, es el séptimo mandamiento. Si has robado, debes restituir. Pero hay toda una historia. A veces las guerras y las colonizaciones llevan a tomar estas decisiones de apropiarse de cosas buenas de los demás. Este gesto con el Partenón, fue un gesto justo, se debía hacer, se debía dar algo. Y si mañana vienen los egipcios a pedir el obelisco, ¿qué haremos? Ahí hay que hacer un discernimiento, en cada caso. Y después la restitución de las cosas indígenas. Esto ya se está tramitando, con Canadá, al menos estábamos de acuerdo en hacerlo. Ahora preguntaré en qué punto estamos. Pero la experiencia que tuve con los aborígenes de Canadá ha sido muy fructífera. También en Estados Unidos los jesuitas están haciendo algo, con ese grupo de indígenas en los Estados Unidos, el Padre General me ha comentado algo el otro día. Pero volvamos a la restitución. En la medida en que se puede restituir, que es un gesto necesario, es mejor hacerlo. A veces no se puede, no hay posibilidad política o posibilidad real, concreta. Pero en la medida en que se puede restituir, que se haga; por favor, esto hace bien a todos. Para no habituarse a poner la mano en el bolsillo de los demás.

[Eva Fernández (Radio Cope)] El Primer Ministro ucraniano ha pedido su ayuda para hacer volver a los niños que fueron deportados forzosamente a Rusia. ¿Piensa que podrá ayudarle? Gracias.

Pienso que sí, porque la Santa Sede ha hecho de intermediario en algunas situaciones de cambio de prisioneros, y a través de la embajada se consiguió. Pienso que se puede conseguir también esto. Es importante, al menos, que la Santa Sede está dispuesta a hacerlo porque es justo, es algo justo y debemos ayudar, ayudar a que esto no sea un casus belli, sino un caso humano. Es un problema de humanidad antes que un problema de botín de guerra o de “traslado” de guerra. Todos los gestos humanos ayudan, sin embargo, los gestos de crueldad no ayudan. Debemos hacer lo que sea humanamente posible. Pienso también, y quiero decirlo, en las mujeres que llegan a nuestros países, a Italia, España, Polonia, Hungría. Muchas mujeres que llegan con niños, y los maridos o han muerto o están combatiendo en la guerra. Es verdad, hay entusiasmo y en este momento las están ayudando; pero no hay que perder el entusiasmo de hacer esto, porque, cuando decae el entusiasmo, estas mujeres quedan sin protección, con el peligro de caer en las manos de los buitres que siempre están merodeando. Estemos atentos para no perder esta disponibilidad de ayudar a los refugiados. Y esto debemos hacerlo todos. Gracias.

¡Gracias a ustedes! Buen provecho. Pero no sé si es cena o algo para engañar el estómago. Muchas gracias por vuestro trabajo.