Mensaje para el Ramadán

Cristianos y musulmanes: promotores del amor y la amistad

31 marzo 2023

“Cristianos y musulmanes: promotores del amor y la amistad”. Este es el tema elegido este año por el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso para el tradicional mensaje a la comunidad islámica con ocasión del mes de Ramadán y del ‘Id al-Fitr (1444 H. / 2023 d.C.), fiesta que lo concluye. Publicamos una traducción del documento firmado por el cardenal prefecto Miguel Ángel Ayuso Guixot y el secretario, monseñor Indunil Kodithuwakku Janakaratne Kankanamalage.

Queridos hermanos y hermanas musulmanes:

El mes de Ramadán es importante para vosotros, pero también para vuestros amigos, vecinos y creyentes de otras religiones, especialmente los cristianos. Se refuerzan las amistades existentes y se construyen otras nuevas, allanando el camino para una convivencia más pacífica, armoniosa y alegre. Esto sí que corresponde a la voluntad divina para nuestras comunidades, para todos los miembros y comunidades de la única familia humana.

Somos conscientes, queridos amigos, de que la coexistencia pacífica y amistosa se enfrenta a numerosos retos y amenazas: extremismo, radicalismo, polémicas, disputas y violencia por motivos religiosos. Estas amenazas están alimentadas por la cultura del odio. Es necesario, por tanto, encontrar medios para contrarrestar y superar esta cultura, reforzando en su lugar el amor y la amistad, en particular entre musulmanes y cristianos, debido a los lazos que nos unen. Por esta razón, hemos creído oportuno compartir con ustedes algunas reflexiones sobre este asunto, esperando recibir también las suyas.

Todo nace de nuestra actitud hacia los demás, sobre todo cuando entre nosotros existen diferencias religiosas, étnicas, culturales, lingüísticas o políticas.

Las diferencias pueden percibirse como una amenaza, pero cada uno tiene derecho a su propia identidad específica con sus distintos componentes, sin ignorar ni olvidar lo que tenemos en común: “Todos los pueblos forman una comunidad, tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo habitar a todo el género humano sobre la faz de la tierra, y tienen también un fin último, que es Dios, cuya providencia, manifestación de bondad y designios de salvación se extienden a todos, hasta que se unan los elegidos en la ciudad santa, que será iluminada por el resplandor de Dios y en la que los pueblos caminarán bajo su luz” (Declaración sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas, Nostra Aetate, 28 de octubre de 1965, n. 1).

Las actitudes y los comportamientos negativos hacia los que son diferentes de nosotros son desgraciadamente numerosos: sospecha, miedo, rivalidad, discriminación, exclusión, persecución, polémica, insultos y murmuraciones, por citar sólo algunos.

Las plataformas de las redes sociales son espacios comunes para este tipo de comportamientos nocivos, pervirtiendo su papel de medios de comunicación y amistad en instrumentos de enemistad y contienda. A este respecto, el Papa Francisco ha dicho: “Al mismo tiempo que las personas preservan su aislamiento consumista y cómodo, eligen una vinculación constante y febril. Esto favorece la ebullición de formas insólitas de agresividad, de insultos, maltratos, descalificaciones, latigazos verbales hasta destrozar la figura del otro, en un desenfreno que no podría existir en el contacto cuerpo a cuerpo sin que termináramos destruyéndonos entre todos. La agresividad social encuentra en los dispositivos móviles y ordenadores un espacio de ampliación sin igual” (Fratelli tutti, 3 de octubre de 2020, nº 44).

Los opuestos a los comportamientos negativos mencionados son el respeto, la bondad, la caridad, la amistad, el cuidado mutuo de todos, el perdón, la cooperación para el bien común, la ayuda a todos los que tienen algún tipo de necesidad y el cuidado del medio ambiente para mantener nuestra “casa común” como un lugar seguro y agradable para vivir juntos en paz y alegría.

No podemos prevenir y contrarrestar la cultura del odio y promover, en cambio, una cultura del amor y la amistad sin una sana educación de las generaciones futuras en todos los espacios donde se forman: en la familia, en la escuela, en los lugares de culto y en las redes sociales.

Un mundo en el que reinen la justicia, la paz, la fraternidad y la prosperidad complace al Todopoderoso y trae alegría, por lo que urge nuestro compromiso sincero y compartido.

Que disfrutéis, queridos hermanos y hermanas musulmanes, de las abundantes bendiciones del Todopoderoso durante el Ramadán y celebréis el ‘Id al-Fitr con la alegría que brota de la fidelidad y el amor al Todopoderoso y a todos aquellos con los que vivís o con los que os encontráis.

Vaticano, 3 de marzo de 2023