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Las Ideas

Desde Francisco

 Da Francesco  DCM-004
01 abril 2023

Después de la audiencia, cuando salimos del Palacio Apostólico y mientras caminábamos para salir del Vaticano por la Puerta de Santa Ana, inmediatamente nos preguntamos qué fue lo que más nos llamó la atención del encuentro con el Papa Francisco. Nos había recibido en la Sala dei Papi por el décimo aniversario de Donne Chiesa Mondo y el cuarto aniversario del actual Comité de Dirección. Había sido una audiencia desprovista de rituales o de elementos superfluos. No hubo discursos escritos, ni por su parte ni por la nuestra. Había sido una conversación. Teníamos, tenemos, una sencilla historia compartida.

Evidentemente, nos gustó que dijera que siempre ha leído Donne Chiesa Mondo. Y también que manifestara un interés real por sus contenidos, como si fuera consciente de que él también necesita ampliar su mirada con otras perspectivas. A alguna de nosotras este hecho le pareció hermoso “en un sacerdote de su edad”, hermoso “en un Papa”.

Nos complació que nos considerara interlocutoras, una avanzada de mujeres que viven en este tiempo convulso y cada una desde una posición diferente en cuanto a origen, religión, fe, pensamiento o cultura. En el debate posterior entre nosotras reflexionamos sobre la oportunidad que representa este Pontífice para abrir caminos sobre la solución de los múltiples problemas de la mujer en la Iglesia. La audiencia se celebró el 4 de marzo, cerca del Día Internacional de la Mujer y del décimo aniversario de su Pontificado. En esos días, Francisco subrayó en varias ocasiones la cuestión de la mujer en la sociedad, en la Iglesia y en el Vaticano. Con nosotras describió el triple lenguaje que las mujeres sabemos usar: “el de la mente, el del corazón y el de las manos”, porque “la mujer piensa lo que siente, siente lo que piensa y hace, y hace lo que siente y piensa”. Un elogio

En los días sucesivos, al encontrarse con otras mujeres, dijo que todavía en este mundo “las mujeres son el primer material de desecho”. “La mujer es utilizada. Te pagan menos porque eres mujer. Luego si te ven embarazada te quitan el trabajo. Es un método que se usa en las grandes ciudades, por ejemplo, con la baja por maternidad”, destacó. Y miró a casa: “Nos damos cuenta también aquí, en el Vaticano, donde las mujeres que “trabajan mucho”, incluso en puestos de mucha responsabilidad, ya son muchas gracias a Dios. Por ejemplo, desde que la vicegobernadora es una mujer, las cosas funcionan mejor aquí, mucho mejor”. ¿Había seis cardenales y seis laicos en el Consejo de Economía, todos hombres? “Ahora se ha renovado, hace dos años, y de los laicos uno es hombre y cinco son mujeres, y ha comenzado a funcionar porque tienen otra capacidad: la posibilidad de actuar y también la paciencia”.

Y sobre la cuestión del voto de las mujeres en el Sínodo, sobre el que muchos piensan que hasta ahora se ha llevado a cabo una política de bajo perfil, por primera vez hay una subsecretaria en el Sínodo de los Obispos y eso debería ser suficiente. Dijo claramente: “Votarán todos los que participen en el Sínodo. Los invitados u observadores no votarán. Cualquier persona que participe en un Sínodo tiene derecho a voto. Ya sea hombre o mujer. Todos, todos. La palabra ‘todos’ para mí es fundamental”.

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Este número del mes en que cae la Pascua, recoge investigaciones, vivencias, estudios e historias de mujeres que se interesan por la teología, el trabajo y la fe. Estudian a Dios y algunas examinan las Escrituras desde una perspectiva femenina y feminista, expresando un pensamiento propio en el panorama eclesial y cultural.

Contamos también la historia de dos religiosas poco comunes, fundadoras de congregaciones, mujeres activas, dotadas de fe y misericordia, además de gran fuerza y ​​sentido práctico: la Beata Lorenza Longo y la Maestra Tecla Merlo.

Mujeres que usan la mente, el corazón y las manos.