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El Nuevo Testamento
La presencia en los Evangelios analizada por una teóloga y psicóloga

Rostros bíblicos, más de uno

 Volti biblici, più di uno  DCM-011
03 diciembre 2022

El título de este artículo sugiere algunas cosas que deseo resaltar. Primero, que no existe ni nunca existió un solo y único rostro de María. Desde las primeras tradiciones conocidas, la figura de María es poliédrica, diversa y rica. Con esa pluralidad se narra el personaje en los cuatro relatos evangélicos y más adelante, muy pronto, otros puntos de vista la diversifican más. Hoy en día de ella permanecen fijas algunas notas, muy pocas. El resto, sigue el camino expansivo y diversificado de su figura. No es mi propósito analizar ni juzgar bajo ninguna perspectiva ni los resultados ni las consecuencias de tal expansión, sino dejar patente la enorme distancia que existe entre los comienzos y la historia posterior de María de Nazaret. 

En segundo lugar, el título acota la diversidad y pluralidad de esta figura a la dimensión bíblica. Es ella la que da una interesante y a menudo desconocida densidad a un personaje evangélico del que, como bien sabemos, resulta a primera vista tan sobrio y parco en relación con otros personajes y con escasa palabra propia. En este caso la cantidad no decide la importancia del personaje narrativo. Su trascendencia deriva de otros parámetros, como su lugar en el relato, sus conexiones, su función… y, obviamente, cada autor evangélico y su contexto. Me centro más en ellos que en otros textos del Nuevo Testamento a los que solo mencionaré, pese a que también son importantes.

Mi propósito es recuperar a la María de Nazaret bíblica a partir de las narraciones evangélicas y, de este modo, sacarla del patriarcado en el que ha permanecido durante más de dos mil años, entre otras razones por haber olvidado sus raíces bíblicas, por haber limitado el acceso a ellas al pueblo y, en particular, a las mujeres.

Evangelio de Marcos

El evangelio de Marcos centra la importancia de María en relación con la crisis de la familia patriarcal judía provocada por Jesús en Mc 3,21.31-35. A través de un proceso condensado en cinco versículos, el narrador da cuenta de la evolución del personaje desde una posición dada, patriarcal y obligatoria ante el hijo tachado de loco, a una posición que puede ser elegida libremente, de talante revolucionario respecto al gran pilar de la sociedad y la religión israelita. Partiendo de esta crisis María evoluciona hacia y en el grupo de las mujeres que se adhieren a Jesús y a su Proyecto. No sabemos si lo hace de forma continuada o esporádica, pero Marcos quiere situarla en el grupo de las discípulas y acompañantes. La posibilidad del Proyecto divino tiene mucho que ver con la alternativa de la familia israelita con sus implicaciones desde una forma de entender la tradición religiosa judía. El breve relato de Mc 6,1-6 y los dos momentos pascuales de la presencia de las mujeres en la crucifixión (15,40-41) y la tumba vacía (16,1-8), confirman la hipótesis de la evolución. 

Evangelio de Mateo

Mateo trata a María de un modo diferente. Utiliza géneros literarios, símbolos y trasfondos míticos en los relatos de la infancia de Jesús: el infanticidio y persecución del rey Herodes que se siente amenazado por el héroe recién nacido, provocando la huida de la madre con el niño y su padre. Son elementos propios de convenciones literarias sobre la infancia del héroe en relatos antiguos del entorno. Destaca la imagen de la díada mítica divina de la madre con el niño (su hijo). La mayor densidad, no obstante, viene de su trasfondo bíblico, que comienza en la genealogía en la que María culmina la lista significativa de cuatro mujeres «irregulares», creando una diferencia en la misma continuidad y sigue en el trasfondo del midrás de los relatos de la infancia. Sin tener presente la Biblia hebrea esta densidad se escapa. A la María de Mateo hay que verla, además, en estrecha relación con el José de Mateo, pues el tratamiento dado al personaje modifica e ilumina el de su mujer en su contexto social e histórico. Sin esta relación no se entiende que en Mateo María es menos patriarcal de lo que parece y José tampoco. El trasfondo es fundamental.

Evangelio de Lucas

Lucas, por su parte, usa el género literario de la anunciación del nacimiento del héroe a la futura madre (2,26-38), que se basa en los mitos grecolatinos y remite a varios textos de la Biblia hebrea. El texto de Lucas propone a María como una mujer joven libre, consciente, inteligente e independiente y a lo largo del evangelio la libera del supuesto destino inapelable de la maternidad de las mujeres. A mucha gente le resulta inadvertido ese momento en el que María, que no comprende lo que le dice el ángel, le hace preguntas para aclararse ni que cuando ella acepta no lo consulte con su prometido, algo que rompe la tradición de la relación entre hombres y mujeres. A pesar de que Lucas es el evangelista que cita a más mujeres, su narrador es también el más patriarcal y no obstante el perfil narrativo luminoso que arroja sobre María en la anunciación, la visitación a Isabel y el texto sobre la primacía de la escucha de la Palabra sobre la dignidad materna (11,27-28), es también el que intenta recolocar a las mujeres en el lugar preasignado por el patriarcado.

El cuarto Evangelio (Juan)

El autor del cuarto evangelio da a la figura de María un lugar estructural en su obra sobre la base de sólidos fundamentos bíblicos. La presenta en Jn 2,1-8 abriendo la vida pública de Jesús bajo el símbolo de la nueva humanidad, sobre la base evocadora de una Eva fundamental en el surgimiento de lo humano, puerta de la vida, libre porque puede elegir y portadora de novedad. María es mujer para Jesús y la madre de Jesús para el narrador. La relación de estos dos modos de mencionarla (nunca por su nombre propio) condensa símbolos, mitos y significados teológicos innovadores en el evangelio. Esta María de Juan no puede entenderse sin una relectura liberadora de Gn 2-3. Vuelve a mostrarla narrativamente al final de la vida de Jesús (19,25-27), abriendo y cerrando su ciclo vital e histórico. Es, de nuevo, puerta de nueva humanidad y de una historia comunitaria innovadora.

Otros textos

Además de los evangelios hay otros escritos del Nuevo Testamento que de un modo u otro evocan a María. El más cercano a los relatos evangélicos es el de los Hechos de los Apóstoles Hch 1,14) que la nombra en el contexto de Pentecostés, a la cabeza de la familia de Jesús en un contexto de duelo y de conflicto por el liderazgo de su legado. Lucas no le da palabra, pero sí un lugar muy significativo. Desgraciadamente su mención ha sido entendida como excepcional: ella sola entre varones. El texto, en cambio, incluye varones y mujeres, seguidores, familiares…

María y la Biblia

La María que conocemos a partir de las catequesis, la predicación, las devociones populares y espirituales, los libros de exaltación, el arte… tiene poco que ver con la María bíblica. Ella forma parte de la Biblia, pero la tradición (la transmisión y recepción) la ha separado de ella descontextualizándola. El Vaticano II intentó desmitificarla y devolverla a las fuentes, para reinterpretarla, pero la figura de María sufrió un proceso simplista. Se le quitó la corona y las joyas, se la bajó de las nubes, pero se la convirtió en una campesina judía sin apenas significado evangélico o teológico, con escasa capacidad para animar y empoderar a las mujeres y a toda la humanidad con el Proyecto de Jesús. Su fuerza liberadora se redujo al Magnificat y hoy María sigue siendo una figura escasamente bíblica. Ha recuperado con creces su lugar en el patriarcado.

de Mercedes Navarro Puerto
Docente de Antiguo Testamento, cofundadora de la Asociación de las teólogas españolas y psicóloga