La advertencia de Francisco durante el encuentro con los representantes pontificios reunidos en el Vaticano

Somos testigos de la tercera guerra mundial

 Somos testigos de la tercera guerra mundial  SPA-037
16 septiembre 2022

«Europa y el mundo entero están consternados por una guerra de especial gravedad, tanto por la violación del derecho internacional, como por los riesgos de la escalada nuclear, y por las pesadas consecuencias económicas y sociales. Es una tercera guerra mundial “por partes”, de la que vosotros sois testigos en los lugares en los que se está desarrollando vuestra misión». Lo dijo el Papa Francisco a los representantes pontificios que participaron en el encuentro trienal que se celebró en el Vaticano, desde el miércoles 7 de septiembre, hasta el sábado 10. El Papa Francisco les recibió en la sala del Consistorio, el jueves 8, y les dirigió el saludo que publicamos a continuación.

¡Queridos hermanos!

Os doy la bienvenida a todos vosotros y os doy las gracias a cada uno por haber venido, afrontando también no pocas dificultades.

Han pasado tres años desde nuestro encuentro pasado. La tempestad de la pandemia del Covid-19 nos ha obligado a varias limitaciones de la vida cotidiana y de nuestras actividades pastorales. Ahora parece que lo peor ya ha pasado, y gracias a Dios podemos volver a encontrarnos. Pero lamentablemente Europa y el mundo entero están consternados por una guerra de especial gravedad, tanto por la violación del derecho internacional, como por los riesgos de la escalada nuclear, y por las pesadas consecuencias económicas y sociales. Es una tercera guerra mundial “por partes”, de la que vosotros sois testigos en los lugares en los que se está desarrollando vuestra misión.

Os doy las gracias por todo lo que las representaciones pontificias han hecho y están haciendo en estas situaciones de sufrimiento. Habéis llevado a los pueblos y a las Iglesias la cercanía del Papa; habéis sido punto de referencia en los momentos de mayor pérdida y turbulencia.

Y en tal contexto deseo recordar junto a vosotros a los nuncios apostólicos monseñor Joseph Chennoth y monseñor Aldo Giordano, que hace poco nos dejaron durante su servicio; como también quiero recordar a los difuntos en los últimos tres años que ya estaban jubilados. Estos queridos hermanos nuestros nos han precedido en el camino y nos invitan a mirar adelante y en alto.

Con esta mirada vamos adelante en nuestro trabajo, en el hoy de la Iglesia y del mundo, confiando en la gracia del Señor. Como Iglesia estamos comprometidos en un recorrido sinodal que quisiera hacer crecer en el pueblo de Dios precisamente esta dimensión de sinodalidad. También vosotros estáis involucrados en la consulta. Y después tenemos en el horizonte el Jubileo del 2025, del que ya se ha iniciado la preparación. Como Curia Romana estamos empezando a aplicar la Constitución apostólica Praedicate Evangelium: nacida a través de un proceso de casi nueve años, esta requerirá tiempo también para entrar, por así decir, a pleno rendimiento.

Encomendamos nuestra reunión y todas las intenciones que tenemos en el corazón a la intercesión de la Virgen María, en la fiesta de su Natividad.

Y ahora os dejo a vosotros la palabra para las preguntas y las sugerencias que queráis compartir.