La tenacidad de una mujer rusa que huye de la Revolución de octubre

Hay perfume a Rusia en el libro Foglie sparse (Hojas esparcidas) de Alessandra Jatta, un perfume que viene de hechos lejanos pero que aún hoy se siente en una novela que relata guerras, revoluciones, opresiones y privilegios de una tierra y un tiempo lejano. Es la historia de una familia o, mejor dicho, de tres mujeres de una familia perteneciente a la aristocracia rusa antes de la revolución, de Lenin y los bolcheviques, de la “tierra para los campesinos”, de la expulsión del zar y del éxodo de la gran nobleza. Es la historia de una fuga que comenzó en agosto de 1917, unos meses antes de la toma del Palacio de Invierno. La fuga de Olga Pavlovna, que en su gran villa en el campo donde vive en la opulencia protegida y segura, se da cuenta de que ha terminado una era y trata de salvar a su familia e hijos. Ve claramente que su mundo se derrumba y otro, que no es el suyo, está cada vez más presente.

El viaje de la bisabuela y sus cinco hijos, incluida la abuela de la autora, se convierte en una extraordinaria oportunidad para contar un mundo que está a punto de ser reducido a escombros, el de la familia Olsufiev, así como sus relaciones con los Romanov, -la dinastía del zar-, y su fascinante vida de privilegios, riquezas, cultura y tradición pero, sobre todo, el empeño de las mujeres de la familia por rescatar lo que queda de un mundo antiguo y ahora caracterizado por otras prioridades, otros principios y otros valores. La historia de este mundo, vibrante y aparentemente inmutable es narrado por la madre y las dos niñeras a los cinco niños durante el largo viaje que debe acercarlos a su padre. El relato intriga y abruma al lector precisamente porque es lejano, irrepetible y definitivamente perdido. Olga Pavlovna es consciente de ello, por eso en el drama que la rodea se mantiene firme en la defensa de aquello a lo que no puede renunciar: sus hijos, su cultura y sus recuerdos.

De alguna manera las salvará y algún día traerá de vuelta los recuerdos del pasado que estaba en un cuaderno. “Son llevadas a merced del viento, levantadas por la tempestad... Hojas de invierno, arrancadas del hermoso árbol otrora tan fuerte. Secas, listas para caer junto con la Patria Grande…”, escribe. Y las leemos con el respeto y la curiosidad que se debe a los recuerdos de una historia pasada y a los vencidos que fueron los protagonistas de esa historia, pero sobre todo a una fuerza femenina que, donde quiera que esté, no acepta quedarse oculta.

de Ritanna Armeni