A los participantes de una peregrinación ecuménica luterana

Muchas voces para cantar juntos en señal de unidad

05 noviembre 2021

La voluntad de escucha en señal de sinodalidad fue recomendada por el Papa Francisco a los participantes en una peregrinación ecuménica luterana de Alemania, recibidos en audiencia esta mañana, lunes 25 de octubre, en el Aula Pablo VI. Entre los asistentes se encontraban el cardenal Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el obispo regional de la Iglesia Evangélica de Alemania Central, Friedrich Kramer, y un coro de 25 estudiantes del Estado federado alemán de Sajonia-Anhalt, acompañados por unos 15 músicos. Publicamos, a continuación el saludo del Pontífice.

Liebe Freunde:

Saludo con afecto a todos los que habéis venido a Roma como peregrinos bajo el lema “Mejor todos juntos”, “Besser alle zusammen”. Alguno de vosotros ya había participado en la peregrinación de hace cinco años titulada “Con Lutero ante el Papa”, “Mit Luther zum Papst”; hoy, en cambio, se han unido un buen número de rostros nuevos. Me gustaría agradecer al Landesbischof Kramer sus amables palabras. Al principio me habéis saludado con una canción comunitaria. Cantar une. En el coro, nadie está solo: es importante escuchar a los demás. Yo desearía esta voluntad de escucha para la Iglesia. La estamos aprendiendo de nuevo en el proceso sinodal.

Queridos amigos, escuchad también la melodía de Dios en vuestras vidas; la que el Señor ha compuesto dentro de vuestra vida. Abrid no sólo vuestros oídos, sino también vuestros corazones. Quien canta con el corazón abierto, quizá sin darse cuenta, ya toca el misterio de Dios. Este misterio es el amor, el amor que en Jesucristo encuentra su sonido espléndido, pleno y singular.

Prestad siempre escucha a la melodía de Dios en vuestra vida. Así, de muchas voces se forma un canto. Así también se forma el ecumenismo, en Alemania y en muchas otras partes del mundo.

Que el Señor os bendiga y proteja a vosotros y a vuestras familias.

Y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí.

Gracias.