La hermana Mariángel Marco Teja tiene un sueño: “Una Iglesia inclusiva, en la que hombres y mujeres ejerzan plenamente su misión y ministerio, al servicio de la vida y del pueblo de Dios”.
Fue este profundo anhelo el que la guio a Roma junto a la delegación del Núcleo de Mujeres de la Red Eclesial Panamazónica (Repam) y Discerning Deacons para la apertura del Sínodo. La religiosa ve en este proceso una íntima continuidad con la anterior Asamblea dedicada a la Amazonía, en cuya preparación participó activamente esta ursulina de Jesús. El evento produjo abundantes frutos para la Iglesia en la región, como lo demuestra el nacimiento de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (Ceama). E inspiró la experiencia inédita de la Asamblea Eclesial Continental, programada del 21 al 28 de noviembre en la Ciudad de México. Por su parte, las mujeres de la Amazonía y la Repam han visto fortalecida su capacidad de organización e impacto. Por eso, sor Mariángel espera con ilusión el nuevo Sínodo. Piensa que es Kairos, una la oportunidad para que la Iglesia haga esos cambios de mentalidad y estructura que la ayuden a vivir plenamente “la comunión, la participación y la misión”, las tres piedras angulares del camino señalado por el Papa Francisco.
Opina que en este contexto radica el quid de la presencia femenina. “La plena participación de las mujeres a nivel pastoral, representativo y de toma de decisiones es urgente para el bien de toda la Iglesia. La igualdad de los bautizados debe ser efectiva. El Papa ha definido repetidamente el clericalismo como un antiguo mal que desfigura a la Iglesia. La presunta superioridad del clero sobre los laicos y la confusión entre ministerio y poder, contradice el Evangelio”. Y el mismo Francisco, subraya sor Mariángel, denuncia la persistente marginación de la mujer. “En la Iglesia se trata de una realidad que clama al Cielo. Con la excusa de que Jesús era un hombre, la mujer fue privada de cualquier función relevante. Así, sin embargo, se ignora que, con la Resurrección, Cristo vive más allá de su propio cuerpo, en cada cristiano, hecho a imagen y semejanza de Dios”.
Religiosa decidida y segura, sor Mariángel cree que hay que reflexionar sobre los múltiples temas que animan el debate actual como la posibilidad de que las mujeres den homilías. En su sueño “la igualdad de género debe contemplarse en todas las instancias organizativas de la Iglesia. ¡Saldría ganando toda la Iglesia, y no solo las mujeres!”, concluye.
de Lucia Capuzzi
Periodista de Avvenire