En el treinta aniversario de las Administraciones apostólicas para los católicos de rito latino en Rusia

Paso a paso en el camino de la unidad

15 octubre 2021

Con ocasión del 30º aniversario de la institución de las Administraciones apostólicas para los católicos de rito latino en Rusia, el Papa Francisco envió un mensaje de felicitación cuyo texto fue leído el domingo 10 de octubre por el arzobispo Giovanni d’Aniello, nuncio apostólico en la Federación Rusa.

Queridos hermanos y hermanas,

en la celebración del 30º aniversario de la institución de las Administraciones Apostólicas para los católicos de rito latino en esta tierra amada, con alegría estoy espiritualmente presente entre vosotros mediante mi representante, s.e . monseñor Giovanni d’Aniello, en el deseo de corroborar la comunión eclesial que nos une en Cristo. Expreso a todos vosotros mi cercanía en la oración, agradecido por vuestro testimonio de fe y de caridad.

Lo que celebráis no representa tanto el recuerdo de actos jurídicos y de realidades formales. Es más bien el momento para hacer memoria, con humildad y gratitud, del bien recibido por el Señor y de tantos hermanos y hermanas que, como auténticos “santos de la puerta de al lado”, os han sostenido en el camino. Es también la ocasión propicia para proponerse, con la ayuda de la gracia, de crecer según el Evangelio, aspirando a convertirse en comunidades cada vez más dóciles a la Palabra de Dios, animadas por la esperanza y sostenidas por la fortaleza consoladora del Espíritu; abiertas, en obediencia al supremo mandamiento del amor, al encuentro y al compartir solidario con todos, de forma especial con los hermanos y hermanas de la Iglesia ortodoxa.

La autoconciencia eclesial necesita constantemente momentos fuertes, como el que estáis viviendo, para renovarse y purificarse, en particular para eliminar, con la ayuda de Dios, toda tentación de autoreferencialiad y de autocelebración, para adherirse mejor a los mismos sentimientos que estaban en Cristo Jesús (cfr Fil 2,5). En Él, que haciéndose siervo por nosotros, nos ha amado hasta el final (cfr Jn 13,1), se regeneran nuestros comportamientos personales y comunitarios; con Él podemos convertirnos, como deseaba el apóstol Pablo, «con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la oración, compartiendo las necesidades de los santos, practicando la hospitalidad» (Rm 12,12-13).

Mi deseo es que esta conmemoración estimule a toda la comunidad católica en la Federación Rusa a ser una semilla evangélica que, con alegría y humildad, ofrezca una clara transparencia del Reino de Dios. Os deseo ser una comunidad de hombres y mujeres, niños y adultos, jóvenes y ancianos, sacerdotes y laicos, consagrados y personas en búsqueda vocacional que se acerca a la comunión con todos, para testimoniar con sencillez y generosidad, en la vida familiar y en todos los ámbitos de la vida cotidiana, el don de gracia recibido. Esto agrada tanto a Dios y contribuye al bien común de toda la sociedad. En particular, el testimonio cristiano sobresale al hacerse cargo de los otros, especialmente de los más necesitados y abandonados.

Queridos, «en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo» (1 Cor 12,13): en el ámbito de la tradición cristiana oriental en la que vivís, es importante seguir caminando junto a todos los hermanos y hermanas cristianos, sin cansarse de pedir la ayuda del Señor para profundizar el conocimiento recíproco y avanzar, paso a paso, en el camino de la unidad. Rezando por todos y sirviendo a aquellos con los cuales compartimos la misma humanidad, que Jesús ha unido a sí de forma inseparable, nos redescubriremos hermanos y hermanas en una peregrinación común hacia la meta de la comunión, que Dios nos indica en cada celebración eucarística.

Permanezcamos unidos en Cristo: el Espíritu Santo, derramado en nuestros corazones, nos haga sentir hijos del Padre, hermanos y hermanas entre nosotros y con todos. La Santísima Trinidad, fuente incesante de amor, aumente la cohesión y el deseo de promoverla en todo ámbito. Por intercesión de la Santa Madre de Dios y de San José, envío a cada uno, con un pensamiento especial para los enfermos, mi Bendición, pidiéndoos el favor de rezar por mí.

Roma, San Juan de Letrán, 16 septiembre de 2021, Memoria de Santos Cornelio y Cipriano.

Francisco