El anillo y la túnica. Así se presentó Pary Gul la mañana del 22 de septiembre ante Francisco, entregándole su anillo –en memoria del marido “tragado” por el terror talibán– y la túnica «que cuenta una vida de sufrimientos». El Papa –antes de la audiencia general, en el aula anexa al Aula Pablo vi – acogió el regalo del anillo, pero con una condición: que sea Pary Gul quien lo custodie como muestra de la amistad y signo de esperanza. Y la mujer indicó la esperanza en los ojos de sus tres hijas, Adila, Robina y Setara, y del hijo Nasim. Tienen entre 25 y 14 años. Fueron las chicas –a través de sos lanzados desde el móvil– quienes hicieron posible la fuga de Kabul. Para después alcanzar finalmente sus nuevas casas en la zona de Bérgamo, donde podrán empezar una nueva vida. Gracias a una red solidaria –coordinada por el escritor Alì Ehsani, que huyó hace años de Kabul con su hermano, quien no sobrevivió a los cinco años del viaje– y a la fundación Meet Human.
Lograron huir tres familias cristianas: 14 personas, 8 mujeres y 6 hombres. Siete son menores (y todos con un dibujo hecho para el Papa). El más pequeño, Eliyas, de tan solo un año, fue ingresado de urgencia al llegar a Italia para resolver una infección. Ahora está bien.
La historia que las tres familias han presentado al Papa es impresionante por su crudeza. Les denunciaron por el hecho de ser cristianos apenas llegaron los talibanes a Kabul. «Mi marido primero fue despedido y después arrestado, y no hemos vuelto a tener más noticias sobre él» cuenta Pary Gul, 57 años, cuyo apellido es Hasan Zada. «Nos quedamos encerrados en el sótano durante cuatro días y cuatro noches por miedo a ser todos arrestados, probablemente alguien nos denunció porque somos cristianos» cuentan.
También Gholam Abbas y su mujer Fatima —ambos tienen 32 años— lograron dejar Kabul con los hijos Safa Marwah (9 años) y Muhammad Yousouf (4 años). Con ellos también Zamin Ali (35 años) y Seema Gul (34 años) con los hijos Maryam (11 años), Ali Reza (8) y el pequeño Eliyas. Hermanos afganos es el eslogan de la campaña solidaria que Meet Human eligió llevar adelante, en Afganistán, con la colaboración de las instituciones civiles y militares italianas. Una fraternidad que coge forma de inmediato en el apoyo concreto a las tres familias para construir relaciones, encontrar un trabajo, tener una formación. Volver a vivir. Custodiando “el anillo del Papa”.