Oración a la Virgen de los Siete Dolores

“Míranos con ternura y sana nuestras heridas”

17 septiembre 2021

Antes de la misa del miércoles 15 de septiembre por la mañana, en el santuario nacional de Šaštín, el Papa presidió un momento de oración junto con los obispos de Eslovaquia. Introducida por la señal de la Cruz y el Gloria, la oración mariana de encomienda a Nuestra Señora de los Siete Dolores -publicada a continuación- fue seguida por el rezo del Padre Nuestro, la oración final y la bendición.

El Santo Padre:

En el nombre de Padre, y del Hijo,

y del Espíritu Santo.

R/. Amén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R/. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

El Santo Padre y los obispos recitan juntos la oración de consagración:

Nuestra Señora de los siete dolores,

nos hemos reunido aquí ante ti como hermanos,

dando gracias al Señor por su amor misericordioso.

Y tú estás aquí con nosotros,

como estuviste con los Apóstoles en el Cenáculo.

Madre de la Iglesia y Consuelo de los afligidos,

nos dirigimos a ti con confianza,

en las alegrías y en las fatigas de nuestro ministerio.

Míranos con ternura

y acógenos entre tus brazos.

Reina de los Apóstoles y Refugio de los pecadores,

que conoces nuestros límites humanos,

las faltas espirituales,

el dolor por la soledad y el abandono,

sana nuestras heridas con tu dulzura.

Madre de Dios y Madre nuestra,

te confiamos nuestra vida y nuestra patria,

te confiamos nuestra misma comunión episcopal.

Obtennos la gracia

de vivir con fidelidad cotidiana

las palabras que tu Hijo nos ha enseñado

y que ahora, en él y con él,

dirigimos a Dios nuestro Padre.

El Santo Padre y los obispos:

Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas

como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.

El Santo Padre:

Oh Dios, que concedes a tu Iglesia

imitar a la bienaventurada Virgen María

en la contemplación de la pasión de Cristo,

otórganos, por su intercesión,

que nos configuremos cada vez más con tu Hijo unigénito

y alcancemos la plenitud de su gracia.

Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

R/. Amén.

El Santo Padre:

Bendigamos al Señor.

R/. Demos gracias a Dios.