Observatorio

La madre priora
que anima a las mujeres
a reaccionar

 Un’avventura nella reciprocità  DCM-002
06 febrero 2021

Las mujeres deben ser libres, “nunca más esclavas del miedo y la violencia”. Son palabras escritas por una monja agustina, priora de un convento de clausura, con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer que se celebra cada año el 25 de noviembre.

Estas palabras merecen ser recordadas y repetidas, no solo porque la violencia contra la mujer es una tragedia diaria que no conoce tregua, sino, sobre todo, porque interpelan a las mujeres a levantar la mirada, a tomar las riendas de su destino y a denunciar.

La autora es Sor María Rosa Bernardinis, madre priora del monasterio de Santa Rita en Casia desde hace casi cuatro años. Su mensaje es claro: no se puede callar ante la violencia y sobre todo deben ser las propias mujeres las que hablen de ella. Evidentemente no es fácil para quienes sufren abusos y acoso y no es fácil en entornos todavía marcados culturalmente por una larga historia de subordinación y opresión contra las mujeres. Una historia en la que las mujeres no solo han conocido el miedo, sino que inexplicablemente lo han despertado cada vez que intentaron zafarse de los roles a los que habían sido relegadas. Un miedo que claramente no ha desaparecido dado que aún hay tantos hombres que matan a mujeres.

Hoy muchas mujeres son libres ya que en varios países las leyes condenan la discriminación de género. La caza de brujas es ahora solo un recordatorio de los tiempos oscuros, de un pasado que se está resolviendo. Pero siempre hay muchas mujeres que son víctimas de acoso o de violación. El abuso casi siempre se produce dentro del hogar y los atacantes más frecuentes son las parejas, ex parejas, maridos, novios, pretendientes ... o simplemente hombres violentos. La lucha contra esta plaga es una emergencia mundial. Más aún hoy, en la época del coronavirus, cuando las medidas restrictivas han atrapado en sus hogares a las mujeres que son víctimas de maltrato físico o psicológico en el ámbito doméstico. Es reconfortante que las palabras de aliento vengan de una mujer consagrada, una mujer que se expresa desde dentro de la comunidad eclesial, donde las palabras de las mujeres se abren paso lentamente, salen a la luz y cuestionan. Sor María Rosa explica con firmeza que “es necesario educar en el respeto, en el amor y no en el odio, empezando por los más jóvenes”. Las instituciones deben “ser decididas, firmes, sensibles y eficaces”. Los hombres deben aprender que “el amor no se posee, ni se obtiene por la fuerza, se trata de dar y recibir”. Pero, sobre todo, la madre priora anima al mundo femenino a reaccionar. “A las mujeres les digo que no están solas y que no deben quedarse calladas ante la violencia, sino hablar de ello en cuanto se producen las primeras señales, porque pedir ayuda es el primer paso para volver a vivir de verdad”.

Las mujeres “son concretas y saben tejer pacientemente los hilos de la vida”, aseguró recientemente el Papa Francisco.

de Romilda Ferrauto