Las relaciones de la Santa Sede con las Iglesias ortodoxas

La pandemia no ha interrumpido el diálogo

 La pandemia non ha interrotto il dialogo  QUO-018
23 enero 2021

La crónica de las relaciones entre la Santa Sede y las Iglesias ortodoxas en el 2020 parece sin duda mucho menos rica respecto a aquella de años precedentes. La rápida difusión del virus covid-19 a partir de los primeros meses del año que se acaba de concluir ha obligado a anular o posponer muchas visitas y reuniones. Sin embargo, a pesar de la grave crisis sanitaria, se han realizado algunos eventos que muestran cómo el diálogo entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa ha continuado también en tiempo de pandemia.

Uno de los eventos más significativos fue la visita a Roma del Patriarca ecuménico Bartolomé, que tuvo lugar del 19 al 22 de octubre. El 20 por la mañana, el patriarca Bartolomé se dirigió al Centro internacional del Movimiento de los Focolares en Rocca di Papa (Roma), donde encontró a la presidenta Maria Voce y rindió homenaje en la tumba de Chiara Lubich, fundadora del movimiento, en el centenario de su nacimiento. Por la tarde, el Patriarca, junto al Papa Francisco y a los representantes de otras Iglesias y tradiciones religiosas, participó en el encuentro internacional por la paz, bajo el tema “Nadie se salva solo. Paz y fraternidad”, organizado por la comunidad de Sant’Egidio. El 21 por la mañana, el Patriarca Bartolomé recibió el título de doctor honoris causa en filosofía por la Pontificia Universidad Antonianum por su compromiso a favor de la salvaguardia de la creación. Finalmente, el 22 por la mañana, se llevó a cabo un encuentro privado entre el Papa Francisco y el Patriarca Bartolomé.

Poco antes de que estallara la epidemia en Italia, el 13 de febrero, el Papa Francisco recibió en audiencia privada a otra personalidad del mundo ortodoxo, el metropolitano Hilarion, presidente del Departamento para las relaciones eclesiásticas externas del Patriarcado de Moscú. La audiencia tuvo lugar al día siguiente de la conmemoración del cuarto aniversario del encuentro entre el Papa Francisco y el patriarca de Moscú Kirill, que se llevó a cabo el 12 de febrero de 2016 en La Habana, conmemoración organizada en Roma conjuntamente por el Pontificio Consejo para la promoción de la unidad de los cristianos y por el departamento guiado por el metropolitano Hilarion. En tal ocasión, en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino, se desarrolló un convenio de título “Santos. Señales y semillas de la Unidad”, en el que intervinieron relatores católicos y ortodoxos. Por la tarde, en la basílica papal de San Juan de Letrán, cantaron el coro sinodal de Moscú y el coro de la Capilla musical pontificia sixtina. El mismo día, en la sede del Pontificio Consejo para la promoción de la unidad de los cristianos, se reunió el Grupo mixto de trabajo para la coordinación de proyectos culturales y sociales entre la Santa Sede y la Iglesia ortodoxa rusa, copresidido por el cardenal

Kurt Koch y por el metropolitano Hilarion.

El 27 de febrero, el Papa Francisco donó al patriarca de la Iglesia ortodoxa búlgara Neofit algunas reliquias de san Clemente, Papa y mártir, y de san Potito, mártir que, según una antigua tradición, está vinculado a Sardica, nombre originario de Sofía, capital de Bulgaria, en recuerdo del viaje apostólico de mayo de 2019. La ceremonia de entrega se llevó a cabo en la residencia del patriarca por mano del nuncio apostólico en Bulgaria, monseñor Anselmo Guido Pecorari. Algunos meses más tarde, el 16 de septiembre, las reliquias donadas por el Papa fueron trasladadas con una solemne procesión desde la sede del Vicariado de Sofía a la antigua iglesia de Santa Sofía, con la participación del clero ortodoxo. La procesión estuvo presidida por el vicario del patriarca para la ciudad de Sofía, el obispo Policarpo, que saludó cordialmente a la delegación católica presidida por monseñor Christo Proykov, presidente de la Conferencia episcopal búlgara. Lo sucedido en Sofía asume una particular relevancia ecuménica, si se recuerda que la Iglesia ortodoxa búlgara desde hace más de diez años no participa en los trabajos de la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa en su conjunto y ya no es miembro del Consejo ecuménico de las Iglesias. Es digno de señalar que, en contextos en los que el diálogo ecuménico se percibe como una amenaza para la propia identidad, el ecumenismo espiritual es capaz de abrir nuevas perspectivas y de mantener vivos contactos que de otra forma serían imposibles.

La pandemia ha impedido parcialmente la habitual realización del intercambio de visitas de delegaciones oficiales entre la Santa Sede y el Patriarcado ecuménico con ocasión de las respectivas fiestas patronales. El 29 de junio, fiesta de san Pedro y san Pablo, interrumpiendo una tradición consolidada de las últimas décadas a causa de las limitaciones de las posibilidades de viajar para limitar la difusión del virus, la delegación del Patriarcado ecuménico no pudo estar presente en Roma. Una delegación de la Santa Sede consiguió, en cambio, dirigirse a Estambul, para participar en las celebraciones en honor a san Andrés, el 30 de noviembre.

La crisis sanitaria dio ocasión de encontrar nuevas formas de contactos ecuménicos. En esta perspectiva, al finalizar el Ángelus del domingo 22 de marzo, el Papa Francisco propuso a todos los demás jefes de Iglesia que respondieran a la amenaza de la pandemia rezando de manera ideal y al mismo tiempo la oración del Señor, el Padre Nuestro, el siguiente miércoles 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación. La invitación del Papa fue acogida por muchos jefes de Iglesias ortodoxas, entre los cuales, el patriarca ecuménico Bartolomé, que se unieron en diversas modalidades al invocar la misericordia de Dios para toda la humanidad y sobre todo para las víctimas de la pandemia.

Además, el 23 de abril, el Papa Francisco donó algunos equipos médicos, entre ellos, cinco ventiladores, mascarillas y equipos de protección, al hospital de San Juan de Suceava, en Rumanía, donde la mayoría de la población es ortodoxa. Por este motivo, en la misma fecha, el patriarca de la Iglesia ortodoxa rumana Daniel envió al Papa una carta para expresar su gratitud.

Tristemente, en el 2020 el covid-19 causó la muerte de centenares de miles de personas en todo el mundo, entre los que desafortunadamente se incluyen numerosos obispos ortodoxos pertenecientes a diversas Iglesias. En particular, el 20 de noviembre, a causa del nuevo coronavirus, falleció el patriarca de la Iglesia ortodoxa serbia Irenej. Al rito fúnebre, en representación de la Santa Sede, participaron el nuncio apostólico en Serbia, monseñor Luciano Suriani, y el arzobispo de Belgrado, monseñor

Stanislav Hočevar, que transmitieron un mensaje de condolencias del Papa Francisco al metropolitano Hrisostom de Dabar-Bosna, locum tenens del trono patriarcal. Finalmente, sebe mencionarse que también el diálogo teológico oficial entre católicos y ortodoxos sufrió una ralentización con motivo de la pandemia, pero no se detuvo del todo. En el 2020, de hecho, estaba prevista una reunión del Comité de coordinación de la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa en su conjunto, a desarrollarse en septiembre en Rethymno, Creta (Grecia), durante el cual el comité debería haber examinado un nuevo borrador de un documento de título Primado y sinodalidad en el segundo milenio y hoy, sobre el que se está trabajando, ya desde algunos años, con la finalidad de valorar si el texto está madurado para someterse al estudio y a la eventual aprobación de la plenaria de la Comisión. Tal reunión debería haber estado precedida por un encuentro de un pequeño grupo mixto de redacción con el objetivo de incluir en el borrador del documento las observaciones propuestas por los miembros del Comité de coordinación que se reunió en 2019. Considerada la emergencia sanitaria y la dificultad de viajar con seguridad, los dos copresidentes de la Comisión mixta internacional, el cardenal Kurt Koch y el arzobispo Job de Telmessos, concordaron aplazar la reunión del Comité de coordinación con fecha por establecerse, previsiblemente en el 2021 si la situación sanitaria lo permite. Por los mismos motivos, no fue posible realizar el encuentro del grupo de redacción. Sin embargo, gracias a un profundo intercambio de correspondencia electrónica, los miembros del grupo consiguieron llevar a término la tarea que les fue confiada. Por lo tanto, a pesar de las circunstancias adversas, se preparó el nuevo borrador del documento a someter al Comité de coordinación que se reunirá en cuanto sea posible. Obviamente, el borrador del documento no podrá publicarse hasta que la Comisión mixta internacional no tome una decisión al respecto en una sesión plenaria.

Como se ha visto, las restricciones por la pandemia no han detenido el camino de la búsqueda de la unidad de los cristianos. Es más, las dramáticas consecuencias por esta determinadas han hecho que de diversas maneras se expresara una cercanía real y una solidaridad activa entre la Santa Sede y las Iglesias ortodoxas. Dado que el movimiento ecuménico es ante todo una obra del Espíritu Santo, no debe sorprender que el Espíritu de Dios sea capaz de suscitar el bien incluso en las situaciones más dolorosas como la que vivimos en el 2020 y que continuamos experimentando.

de Andrea Palmieri
Subsecretario del Pontificio Consejo para la promoción de la unidad de los cristianos