Un rápido desarrollo que no está exento de riesgos y consecuencias negativas si no es gobernado teniendo presente la centralidad del ser humano. Es lo que caracteriza la inteligencia artificial, un ámbito tecnológico crucial en la sociedad de hoy, por el cual el Papa pide oraciones a los fieles de todo el mundo. En el vídeo con la intención que encomienda a la Iglesia para este mes de noviembre, Francisco constata, hablando en español, cómo la inteligencia artificial «está en la raíz del cambio de época que estamos viviendo». Y prosigue: «La robótica puede hacer posible un mundo mejor si va unida al bien común. Porque si el progreso tecnológico aumenta las desigualdades, no es un progreso real». El Pontífice indica el camino a recorrer recordando que «los futuros avances deben estar orientados al respeto de la dignidad de la persona y de la Creación». De aquí la invocación para que no se pierda de vista la humanidad: «Recemos para que el progreso de la robótica y de la inteligencia artificial esté siempre al servicio del ser humano» — exhorta Francisco — podemos decir «sea humano».
En el comunicado difundido por la Red mundial de oración del Papa, que promueve mensualmente esta iniciativa, se contextualizan las palabras de Francisco: «No es una novedad — se lee — que, en los últimos años, la Inteligencia Artificial (IA) ha avanzado a un ritmo exponencial, como lo evidencian sus múltiples aplicaciones en distintos campos del conocimiento»: basta pensar que el 37% de las organizaciones mundiales la ha implementado de alguna manera, con un aumento del 270% en los últimos cuatro años. Es capaz de resolver muchas cuestiones: como por ejemplo cómo evaluar la capacidad de aprendizaje de los estudiantes, ayudar a personas con discapacidad para desarrollar mejores herramientas de comunicación, agilizar la recopilación, el procesamiento y la difusión de datos e información sanitarios para mejorar el diagnóstico y el tratamiento. También en el ámbito ecológico se pueden analizar datos sobre cambios climáticos para prever las catástrofes naturales. Puede servir también para crear ciudades sostenibles, con reducción de gastos y aumento de la eficacia energética.
Las posibilidades de usar el progreso para el bien común son enormes y las imágenes del vídeo del Papa muestran algunas.
«La mutación de nuestras sociedades también transforma nuestro trabajo. Son cambios rápidos que hay que acompañar para que sean para el bien de todos», observa el jesuita padre Frédéric Fornos, director internacional de la Red mundial de oración. Y en tal sentido la intención de Francisco, «refuerza la idea de que el beneficio que la humanidad ha obtenido (y seguirá obteniendo) a partir del progreso tecnológico debe siempre contemplar también, y en paralelo, un desarrollo adecuado de la responsabilidad y los valores».
de Adriana Masotti