Un pesebre abruzzese y un abeto esloveno para la decoración navideña

Signos de esperanza en la plaza de San Pedro

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29 octubre 2020

Un pesebre abruzzese y un abeto esloveno serán los signos de esperanza, en Navidad, en la plaza de San Pedro. Esta vez, de hecho, más de lo habitual, la instalación del espacio tradicional en el atrio de la basílica vaticana pretende ser un claro signo de confianza y aliento para el mundo entero. Expresando así la certeza de que Jesús viene entre su pueblo para salvarlo y consolarlo: un mensaje importante en este tiempo difícil debido a la emergencia sanitaria provocada por el Covid-19. Llega del Abruzzo, precisamente de Castelli, en la provincia de Téramo  — centro importantísimo para la cerámica desde el siglo XVI — el pesebre que será colocado en la plaza de San Pedro. Sin embargo, proviene de la Eslovenia suroriental, en concreto del territorio de la localidad de Kočevje, el majestuoso abeto rojo o pícea (Picea abies): 28 metros de alto, tiene un diámetro, en el suelo, de 70 centímetros.

La tradicional inauguración del pesebre y la iluminación del árbol de Navidad tendrá lugar, con las limitaciones impuestas por la pandemia, el viernes 11 de diciembre, a las 16.30. La ceremonia será presidida por el cardenal Giuseppe Bertello y por el obispo Fernando Vérgez Alzaga, respectivamente presidente y secretario general de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano. El mismo día, por la mañana, las delegaciones de Castelli y de Kočevje serán recibidas en audiencia por el Papa Francisco para la presentación oficial de los regalos.

El árbol y el pesebre se quedarán expuestos en la plaza hasta la conclusión del tiempo de Navidad, que coincide con la fiesta del Bautismo del Señor, el domingo 10 de enero de 2021.

Símbolo cultural del Abruzzo

El monumental pesebre de Castelli tiene la característica de estar formado por estatuas de cerámica tamaño mayor que el natural. No solo representa un símbolo cultural para todo Abruzzo, sino que también se considera un objeto de arte contemporáneo que tiene sus raíces en el trabajo tradicional de la cerámica castellana.

Es una obra realizada por los alumnos y los profesores del instituto de arte F. A. Grue, actual escuela estatal de arte de diseño que, entre 1965 y 1975, dedicó su actividad didáctica a la temática navideña.

En la plaza de San Pedro se expondrán solo algunas piezas de la frágil colección, compuesta por 54 estatuas. Se colocarán en el lateral de una plataforma iluminada de unos 125 metros cuadrados que rodeará, ligeramente inclinada, parte del obelisco.

Las esculturas representan a los magos; en el centro, en el punto más alto de la plataforma, está colocado el grupo de la Natividad con el ángel con las alas abiertas. Y su colocación sobre la sagrada Familia quiere representar su protección sobre el Salvador, María y José.

El primer grupo de estatuas, constituido por la Sagrada Familia, se realizó junto al gaitero, la pastora con el cántaro, el que toca la flauta y la niña con la muñeca. Los inspiradores del proyecto fueron Serafino Mattucci, entonces director y animador del instituto, y los profesores Gianfranco Trucchia y Roberto Bentini. Los alumnos y todo el personal técnico participaron en la iniciativa con gran entusiasmo.

En el pesebre del Abruzzo hay fuertes referencias a la historia del arte antiguo, desde el arte griego hasta el arte sumerio, pasando por la escultura egipcia. Además, en los objetos que enriquecen el pesebre y en la pentacromía castellana con la que se decoraron las obras, se encuentra el recuerdo del arte de la cerámica local.

Las estatuas se realizaron con módulos de anillos que, superpuestos, forman bustos cilíndricos. En algunas figuras, especialmente en el uso del color, encontramos la experimentación y renovación del arte cerámico desarrollado en esos años en el instituto Grue.

La primera exposición del pesebre tuvo lugar en Castelli, en el atrio de la iglesia madre en diciembre de 1965, luego en la Navidad de 1970 fue el turno de los mercados de Trajano en Roma y, unos años después, en Jerusalén, Belén y Tel Aviv.

El abeto rojo de Eslovenia

El abeto rojo procede de Kočevje, ciudad eslovena sobre el río Rinža. La región Kočevsko es uno de los territorios eslovenos donde la naturaleza está más intacta, considerando que los bosques cubren el 90 por ciento de su territorio. El ejemplar elegido para la plaza de San Pedro creció cerca de Kočevska Reka, a 6 kilómetros del imponente bosque Krokar, primigenio y aún intacto. Este bosque virgen es una de las dos reservas eslovenas, la otra es la de Snežnik-Ždrocle (en la región de Notranjska), incluida entre los 63 sitios de antiguos bosques de hayas primigenios en la lista del patrimonio de la UNESCO.

Este tipo de abeto se extendió ampliamente en Eslovenia en la segunda mitad del siglo XVIII y representa más del 30 por ciento de los recursos forestales.

Es la especie arbórea más importante desde el punto de vista económico. Desde la antigüedad es símbolo de fertilidad y en la tradición popular se usa a menudo con motivo de ceremonias, como para la fiesta del 1 de mayo o las solemnidades navideñas.

En la región de Bela Krajina, para la fiesta de san Jorge era tradición llevar en procesión un abeto, descortezado y decorado con flores y telas. El abeto más alto de Europa, “Sgermova smreka” mide 61,80 metros y se encuentra en el macizo de Pohorje, en Eslovenia. Tiene cerca de 300 años, un perímetro de 3 metros y 54 centímetros y un diámetro de más de un metro.