· Ciudad del Vaticano ·

No tenemos que tener miedo de dar espacio a las mujeres, sostiene Francisco. Palabras que nos impactan y nos conducen a una reflexión. ¿Ha habido y hay hoy en día miedo a las mujeres en el seno de la Iglesia? Evidentemente Jesús no temía a las mujeres. Lo vemos en su propia vida marcada por encuentros con figuras femeninas diferentes entre sí, pero igualmente importantes en la historia de la Salvación. ¿Entonces, qué ha pasado? Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que la Iglesia no ha valorado el carisma, la fuerza y ​​ese “genio femenino” reconocido por Juan Pablo II en el umbral del año 2000. En siglos lejanos, pero históricamente importantes, las brujas, las profetisas, las santas vivientes, las videntes o las místicas eran temidas porque expresaban una religiosidad incontrolada, fuera de cualquier esquema, y podían ejercer, - y ejercieron -, una influencia sobre el pueblo o sobre el sistema político.

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