· Ciudad del Vaticano ·

Monseñor Jesús González De Zárate, arzobispo de Valencia en Venezuela y sacerdotes de su diócesis comparten la experiencia del Jubileo

Recibir el palio y la renovación del dinamismo evangelizador

 Recibir el palio y la renovación  del dinamismo evangelizador  SPA-008
04 julio 2025

Rocío Lancho García

“Recibir el palio para mí ha sido un motivo de alegría y compromiso y comunión eclesial con el ministerio del Papa León XVI, ya que los arzobispos estamos llamados a hacer presente en cada una de nuestras regiones esa vocación universal de la Iglesia a la comunión, y la estrecha relación que tenemos con el sucesor de San Pedro”. Además, “hacerlo en el ambiente alegre, festivo del Jubileo y ver la multiplicidad de carismas dones y servicios que la Iglesia tiene nos anima en el ámbito de la vitalidad y la renovación del dinamismo evangelizador.” Son palabras de monseñor Jesús González De Zárate, arzobispo de Valencia en Venezuela, uno de los 54 nuevos arzobispos metropolitas, que recibieron el palio en la misa en la basílica de San Pedro en la solemnidad de los santos Pedro y Pablo el domingo 29 de junio.

“Participar de este jubileo ha sido un regalo de Dios que me ha permitido renovarme en la fe y en la esperanza, en la entrega a este servicio al que la Iglesia me ha llamado”, asegura el prelado. Asimismo, reconoce que “hacerlo junto con algunos sacerdotes de la arquidiócesis de Valencia hace reafirmar mi compromiso de servicio con esa Iglesia arquidiocesana y la posibilidad de construir comunión con nosotros y con la Iglesia universal”. Durante la semana del Jubileo de los seminaristas, sacerdotes y obispos fueron varios los momentos de encuentro con el Pontífice. De sus palabras destaca sobre todo “su llamado a la unidad, a la comunión eclesial” así como el “favorecer y promover, conservar la unidad de la Iglesia”. Por otro lado, reconoce que estar en Roma con personas venidas de todas las partes del mundo “nos hace crecer en la conciencia de la comunión eclesial, y junto con este llamado también lo que el Papa nos decía de vivir una nueva vitalidad de la Iglesia, renovar nuestra fe estos días nos permite también renovarnos en la esperanza y en la confianza de la acción evangelizadora que estamos realizando”. Por todo ello, el arzobispo de Valencia afirma que vuelve a “Venezuela con el corazón y la mente cargada de las experiencias aquí vividas para seguir acompañando a nuestro pueblo, un pueblo que hoy sufre en medio de dificultades e inquietudes, pero el mensaje de Jesucristo sigue siendo vigente y actual y sigue ayudando a muchas personas a seguir adelante, en medio de las dificultades que pudieran darse en nuestra realidad”. De hecho, asevera el prelado “el Jubileo de la esperanza vivido en nuestra Iglesia de Valencia ha sido una ocasión propicia para reanimar la fe de muchas personas que se reencuentran con la vida de la Iglesia y adquieran una nueva vitalidad apostólica”.

Acompañando al arzobispo estaba el Joel Núñez, quien asegura que la experiencia del Jubileo ha sido, “como siempre que se viene a Roma, una experiencia de universalidad”. Venir a Roma - prosigue - es encontrarse con el Santo Padre y con la Iglesia universal y eso se ve no solo en el rostro de los sacerdotes, religiosas y fieles de distintas culturas, sino también en la experiencia de tantos hermanos que viene al encuentro de la fe, y a reafirmar la fe. Por otro lado, el sacerdote señala que este jubileo ha sido también la ocasión para “reencontrarme con compañeros del Colegio Pío Latino, hermanos sacerdotes conocidos años atrás, y una experiencia de fraternidad. Universalidad, reencuentro y fraternidad”. De las palabras que les dirigió el Papa se queda con dos ideas: cuando ha hablado de la experiencia de la comunión ligada a la sinodalidad y la experiencia de la fe, que son las que marcan el camino. “Comunión con Dios, con los hermanos, y esa fe que genera la esperanza y sabiendo que esa fe está centrada en Cristo Jesús, quien da sentido a nuestra vida. Esas palabras: experiencia de comunión y experiencia de fe”, explica el sacerdote. Finalmente asegura que los “venezolanos y nuestros feligreses mantienen fe y esperanza. En medio de las dificultades el venezolano desde siempre ha sido persona de fe, pero en este tiempo hay mayor acercamiento a la fe, a la vida eclesial, a la misa dominical y se mantiene esa esperanza en un futuro mejor, un porvenir, y ese refugio lo busca en fe”, precisa el padre Joel.

También estaba con ellos el padre Francisco Javier, que asegura que ha sido “una experiencia enriquecedora poder compartir con tantos hermanos sacerdotes la cercanía al Santo Padre especialmente en este contexto del Año Jubilar, en el que tantas gracias se derraman en la Iglesia, para nuestras almas, para nuestro pueblo y de manera especial en torno a la fiesta de San Pedro y San Pablo, apóstoles que iluminan y sostienen la Iglesia durante todos los siglos”. Ha sido una gracia - subraya - poder estar aquí en compañía de nuestro arzobispo y ver de cerca al Santo Padre.

Durante el encuentro preparado por el Dicasterio para el clero, del Santo Padre con numerosos sacerdotes en el Auditorio, reconoce que le llamaron la atención varias frases del Santo Padre. Al final del discurso él decía “estén convencidos que no están solos, Dios está con ustedes, no se sienten solos, aunque estén en las periferias más alejadas, no están solos”. Esto, reflexiona el padre Francisco Javier es una palabra de aliento, “porque en muchas ocasiones algunos sacerdotes experimentan esta soledad” pero el Papa al inicio del discurso “da dos indicaciones que pueden ayudar a mantenerse en esta cercanía de la que también hablaba el Papa Francisco, buscar la cercanía con dos palabras: el sacerdote debe ser un hombre de relación profunda con el Señor, cultivar la vida espiritual, tener un buen director espiritual. La segunda palabra es cultivar la fraternidad, debe ser un hombre fraterno el sacerdote, reconocer a los demás como hermanos suyos, tanto sacerdotes como los fieles que lo acompañan”. Finalmente, el sacerdote venezolano asegura regresar a su país “con el corazón lleno de cercanía, compartir y sobre todo de esperanza”. El Papa dijo -concluye el padre Francisco Javier - que nosotros nos somos perfectos, pero somos amigos de Dios, eso es una gracia que le da a uno esperanza para seguir, porque si tenemos a Dios de amigos tenemos la oportunidad de seguir caminando con la certeza que Él nos acompaña y va a nuestro lado. “El mensaje que yo quisiera compartir con mis hermanos al volver a Venezuela es que somos amigos de Dios y ese amigo no defrauda, siempre nos acompaña y nos ayuda a tener la esperanza activa y cultivar cada vez con más fuerza esta virtud en nuestra vida”.