· Ciudad del Vaticano ·

Buenos Aires despidió a Francisco

 Buenos Aires despidió a Francisco   SPA-005
30 abril 2025

Silvina Oranges

En un clima de emoción y respeto, una multitud de porteños despidió hoy al papa Francisco con una vigilia, una misa y un "abrazo simbólico" que se realizó alrededor de la histórica Plaza de Mayo.

La misa exequial por el eterno descanso de Francisco comenzó a las 10 de la mañana (las 15 de Roma) en un altar montado en el exterior de la Catedral metropolitana, apenas unas horas después del funeral que se desarrolló en el Vaticano con la presencia de importantes líderes mundiales.

La celebración fue presidida por el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva, y concelebrada por los cuatro obispos auxiliares, monseñor Iván Dornelles, monseñor Alejandro Pardo, monseñor Alejandro Giorgi y monseñor Pedro Cannavó, además de otros obispos de las diócesis de la Argentina y sacerdotes de la arquidiócesis de Buenos Aires.

En la misa se leyó el Evangelio de San Marcos 16, 9-15, que relata la aparición de Jesús resucitado a María Magdalena y los discípulos, y se narra la exhortación a ir “por todo el mundo, anunciando la Buena Noticia a toda la creación”.

En su homilía, monseñor García Cuerva, quien -fiel al estilo de Francisco- decidió no viajar al Vaticano para el funeral y quedarse en Buenos Aires para acompañar a los fieles porteños, expresó: “El evangelio de hoy nos dice que los que habían acompañado a Jesús estaban afligidos y lloraban. Como nosotros hoy, lloramos porque no queremos que la muerte gane, lloramos porque se murió el padre de todos, lloramos porque ya sentimos en el corazón su ausencia física, lloramos porque nos sentimos huérfanos, lloramos porque no terminamos de comprender ni de dimensionar su liderazgo mundial, lloramos porque ya lo extrañamos mucho”.

“No queremos que nos pase lo que cantaba Carlos Gardel en uno de sus tangos:

Las lágrimas taimadas, se niegan a brotar, Y no tengo el consuelo, de poder llorar”; dijo citando al ícono del tango argentino.

En otro fragmento de su sermón, el arzobispo porteño expresó que Francisco, “como buen padre, fue padre de todos, pero especialmente se ocupó de los más frágiles, tuvo predilección por los últimos, por los marginados, por los enfermos, por los descartables de esta sociedad; un corazón de pastor al modo del corazón de Jesús, siempre disponible para la escucha y el perdón, invitándonos también a nosotros a comprometernos con los que sufren”.

Luego, García Cuerva propuso a los fieles “mirar el frontispicio de la catedral donde Jorge Bergoglio fue arzobispo desde 1998. Allí está representado el episodio bíblico del encuentro del patriarca Jacob con su hijo José. Buenos Aires venía a reconciliarse con la Confederación Argentina en fraterno pacto de unión

rubricado en San José de Flores, en 1859. Esta escena fue elegida con la intención de perpetuar a través del arte, la reconciliación nacional alcanzada”.

“Hoy quisiera que volvamos allí nuestra mirada e imaginemos el abrazo que nos

debemos los argentinos, el abrazo que negamos al que piensa distinto, o al que tiene otras costumbres o modo de vivir, el abrazo que no compartimos con los que sufren, incluso los abrazos que no nos pudimos dar durante la pandemia”, añadió.

“Como pueblo queremos darle a Francisco un gran abrazo y decirle: gracias,

perdón y te queremos mucho. Pero también sabemos, como dije, que nos debemos muchos abrazos entre nosotros; por eso hagámosle el mejor de los regalos al Papa, el padre de todos, comprometiéndonos a hacer un pacto de concretar como Iglesia y sociedad su magisterio, y así, definitivamente vivir la tan anhelada fraternidad entre los argentinos”, concluyó su homilía.

Previo a la misa, jóvenes porteños de movimientos sociales se congregaron durante la madrugada en las escalinatas de la Catedral y realizaron una vigilia, con velas y antorchas, para seguir la transmisión oficial desde el Vaticano.

Columnas de sonido e imagen fueron instaladas a lo largo de la tradicional Avenida de Mayo, así como pantallas gigantes para que la masiva concurrencia de fieles pudiera seguir las celebraciones.

Una vez terminada la misa, se realizó el gesto del abrazo de Francisco al pueblo argentino y una gran imagen del Papa rodeó la tradicional Plaza de Mayo. Fue una emotiva procesión, una caravana en acción de gracias por la vida del hombre que nació en el barrio de Flores de esta ciudad un 17 de diciembre de 1936.

Participaron de la ceremonia autoridades del gobierno nacional, provincial y de la ciudad de Buenos Aires. También estuvieron presentes delegaciones de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP) y los gremios de la Confederación General del Trabajo (CGT), así como representantes de otros credos.

La última vez que Bergoglio pisó la Plaza de Mayo fue el 26 de febrero de 2013. Ese día abordó un avión que lo llevaría al cónclave para elegir al sucesor de Benedicto XVI. Cuando el Papa era Bergoglio, vivía en una pequeña habitación en el edificio del arzobispado, al lado de la Catedral.

Según cuentan sus colaboradores, solía caminar la Plaza de noche para ayudar a la gente que vivía en la calle y hacía abrir para ellos los baños del arzobispado. En esa misma plaza, en el año 2000, plantó un olivo como símbolo de paz y de diálogo entre las religiones y, desde esa misma plaza, tomaba el subte (metro) para visitar alguna parroquia de la ciudad o a sus predilectos, las villas y barrios populares.

Como parte de los homenajes, en la tarde del sábado, las comunidades de los Hogares de Cristo -una iniciativa que surgió a instancias de Francisco para sacar a los jóvenes de las adicciones- realizaron una peregrinación por los "lugares del dolor" en la ciudad de Buenos Aires que solía recorrer Bergoglio, como la Casa Mama Antula, la plaza Constitución, el Hospital Borda, la Cárcel del Muñiz y la parroquia Virgen de Caacupé en la villa 21-24.

"Haremos memoria de sus palabras e imitaremos los gestos del entonces cardenal Bergoglio con quien aprendimos a ser una iglesia en salida, más parecida a un hospital de campaña que a otra cosa. Este pacto de amor a Francisco lo sostendremos de aquí en más, todos los años, como parte de su legado, e iremos también a otros espacios donde nos enseñó a ser Iglesia pobre para los pobres, como lo soñó siempre", explicó el Equipo de Sacerdotes de Barrios Populares y Villas de Argentina en la convocatoria.