
En el vídeo que ilustra su intención de oración para el mes de marzo, grabado antes de su ingreso en el Policlínico Gemelli, el Papa pide oraciones “para que las familias divididas encuentren en el perdón la curación de sus heridas”. El Papa Francisco dedica su intención de oración para el mes de marzo a las familias en crisis: un tema cada vez más importante en la sociedad actual, en la que, en muchos países, el número de separaciones y divorcios supera el de matrimonios. El videomensaje ha sido realizado por su Red Mundial de Oración.
Portazos, gritos en casa delante de los niños, fuertes discusiones entre padres e hijos, enfrentamientos entre hermanos y hermanas: El Vídeo del Papa, que acompaña las palabras de Francisco, muestra escenas de vida cotidiana que casi todos nosotros conocemos de cerca. De hecho, todas las familias tienen sus penas, sus alegrías y sus momentos de crisis: “Todos soñamos con una familia linda, perfecta. Pero no existen las familias perfectas”, afirma el Pontífice. El jesuita Cristóbal Fones, director internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, que organiza los mensajes video del Papa con las intenciones temáticas mensuales, comenta las palabras de Francisco insistiendo precisamente en la necesidad de que las familias acepten las diferencias dentro del núcleo, las valoren, se abran al perdón mutuo y al acompañamiento en caso de crisis. Se recuerda también la exhortación apostólica Amoris laetitia , que subraya que las crisis matrimoniales se superan «de modo satisfactorio» sabiendo recurrir a la gracia de la reconciliación: «Saber perdonar y sentirse perdonado es una experiencia fundamental en la vida familiar». Al superar una crisis se aprende “a ser feliz de un modo nuevo, a partir de las posibilidades que abre una nueva etapa”, concluye el sacerdote chileno.
Publicamos, a continuación, la oración del Pontífice:
Oremos para que las familias divididas encuentren en el perdón la curación de sus heridas, redescubriendo incluso en sus diferencias las riquezas de cada uno. Todos soñamos con una familia linda, perfecta. Pero no existen las familias perfectas. Cada familia tiene sus problemas, y también sus grandes alegrías. En la familia, cada persona es valiosa porque es distinta a las demás, cada persona es única. Pero las diferencias también pueden provocar conflictos y heridas dolorosas. Y la mejor medicina para curar el dolor de una familia herida es el perdón.
Perdonar significa dar otra posibilidad. Dios hace eso con nosotros todo el tiempo. La paciencia de Dios es infinita: Él nos perdona, nos levanta, nos hace empezar de nuevo. El perdón renueva siempre la familia, hace mirar adelante con esperanza. Incluso cuando no es posible el “final feliz” que nosotros quisiéramos, la gracia de Dios nos da fuerza para perdonar y trae paz, porque libera de la tristeza y, sobre todo, del rencor. Oremos para que las familias divididas encuentren en el perdón la curación de sus heridas, redescubriendo, incluso en sus diferencias, las riquezas de cada uno.