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Mujeres en el Vaticano: gobierno sí, palabra no siempre

 Donne in Vaticano: governo sì,  parola non sempre  DCM-003
01 marzo 2025

Los recientes nombramientos de mujeres en altos cargos en el Vaticano han atraído gran interés y comentarios, como no podía ser de otra forma. Si esto no constituye una revolución, está muy cerca de serlo. “Han llegado al poder, pero ¿tienen también el derecho a hablar?”, pregunta un periodista. Evidentemente, dan ganas de responderlo. Puede que no siempre se las escuche, pero no se puede negar que las voces de las mujeres resuenan cada vez más en la Iglesia de hoy. Sin ir más lejos, hay muchas mujeres que enseñan en las universidades pontificias. En 2021, el Papa Francisco abrió a las mujeres el antiguo ministerio del lector, modificando así el primer párrafo del canon 230 del Código de Derecho Canónico. Y, además, ahora encontramos también nombres de mujeres entre los predicadores elegidos para dirigir retiros espirituales. Gobierno y palabra, por tanto.

¿Pero la Palabra con P mayúscula? No es una pregunta baladí y no, no es un juego de palabras. En los servicios dominicales católicos, las mujeres pueden leer las lecturas, pero son los hombres quienes proclaman la Buena Nueva. De hecho, solo los sacerdotes o diáconos pueden leer el Evangelio y pronunciar la homilía. Porque la homilía es parte de la liturgia misma y el sacerdote es el signo de Cristo en toda la asamblea eucarística. La predicación en las iglesias es posible para los laicos, pero no durante la misa, indica el Código de Derecho Canónico de 1983. Muchos católicos no lo entienden y lo dejaron claro durante la consulta que precedió a las dos sesiones del Sínodo sobre la sinodalidad: extender la predicación eucarística a los laicos, y en particular a las mujeres, es una petición recurrente.

Hoy en día las mujeres formadas en teología tienen que escuchar homilías de diáconos o sacerdotes no necesariamente mejor preparados que ellas. Por eso, según la hermana Christine Danel, ex superiora de las Javerianas y facilitadora del último Sínodo, las mujeres han interiorizado un fuerte prejuicio sobre el valor de sus propias palabras.

Sin embargo, para otros, tanto hombres como mujeres, esta cuestión no es una prioridad. Consideran que es coherente con la antropología cristiana que las mujeres permanezcan en posición de escucha durante la misa. En una sociedad mediática donde el ruido sustituye a menudo al discurso, el silencio parece tener más valor ante lo esencial. Sin embargo, si nos atenemos al documento final del último Sínodo, leemos que no hay razón para que las mujeres no puedan asumir roles de liderazgo en la Iglesia; pero también leemos que no todas las personas bautizadas necesitan ser ministros.

En definitiva, para el gobierno sí; para hablar, no siempre.

de Romilda Ferrauto

En la foto, sor Raffaella Petrini designada por Francisco como nueva presidenta de la Gobernación del Estado-Ciudad del Vaticano. Ha tomado posesión de su cargo el 1 de marzo.