· Ciudad del Vaticano ·

MUJERES IGLESIA MUNDO

De la semilla del Concilio
al fruto del Sínodo

 Dal seme del Concilio  al frutto del Sinodo  DCM-002
01 febrero 2025

El giro eclesiológico del Concilio se produjo al colocar en la Lumen Gentium el capítulo II, sobre el Pueblo de Dios, antes del capítulo III, sobre la Constitución jerárquica de la Iglesia. La secuencia afirmaba la radical horizontalidad de la dignidad bautismal y reconfiguraba las relaciones entre todos los fieles como “vinculados entre sí por recíproca necesidad”. A la luz de esto, el cardenal belga Suenens -quien, viendo en el Vaticano II una multitud de rostros masculinos, pero ninguna presencia femenina, pronunció la famosa frase: ‘¿dónde está la otra mitad de la Iglesia?’ - pidió “un estudio doctrinal sobre el lugar de la mujer en las órdenes sacramentales y en la vida de la Iglesia”. Sin embargo, en la década de los 80 se produjo una desaceleración. El capítulo III se adoptó como normativo, lo que tuvo un impacto negativo en los progresos alcanzados.

En cambio, e l actual proceso sinodal ha recuperado la centralidad del capítulo II de la Lumen Gentium al afirmar que “pertenecer a la Iglesia significa ser parte del único Pueblo de Dios”, que “nunca es la simple suma de los bautizados, sino el sujeto comunitario e histórico”. En el ahora conocido párrafo 60 del Documento Final emerege una Iglesia en la que “en virtud del Bautismo, el hombre y la mujer gozan de igual dignidad en el Pueblo de Dios”. Este párrafo recibió el mayor número de votos en contra, pero aun así fue aprobado. Su implementación depende ahora de “una renovación espiritual y una reforma estructural (…), para hacerla más capaz de caminar con cada hombre y cada mujer”.

El Sínodo madura el Concilio. Después de haber afirmado la dignidad bautismal de todos, el Documento Final menciona a los sujetos eclesiales en este orden: mujeres, niños, jóvenes, discapacitados, cónyuges, vida consagrada, laicos y jerarquía. Esta, a su vez, se menciona en el orden: episcopado, presbiteriado, diaconado. Se trata de una relectura de la secuencia de Lumen Gentium que sitúa a las mujeres en un “papel protagonista”, destacándolas como sujetos eclesiales y no solo como parte del laicado o de los fieles en general.

Sin embargo, se admite que “las mujeres siguen encontrando obstáculos para obtener un reconocimiento más pleno (...) en los distintos ámbitos de la vida de la Iglesia”. Por lo tanto, se requiere una “conversión relacional” basada en una antropología de la completitud. En mi opinión, es importante que desaparezcan términos como “cooperación”, “corresponsabilidad auxiliar” o “complementariedad” y que se ponga el acento en “la reciprocidad de mujeres y hombres” que se traduce en el ejercicio de “la corresponsabilidad diferenciada de todos los bautizados, hombres y mujeres”. La lógica adoptada es la de la completitud como “sana relación entre hombres y mujeres”. Esto requerirá “vivir relaciones que respeten la igual dignidad y la reciprocidad entre hombres y mujeres” en todos los ámbitos de la vida eclesial. Esto es lo que espero.

de Rafael Luciani
Teólogo laico venezolano, consejero del Consejo episcopal latino-americano y de la Confederación Latinoamericana de Religiosos. Experto en el Sínodo.