
En la historia a menudo olvidada de mujeres que han trascendido los límites que se les han impuesto, surgen algunas que han sido capaces de transformar sus intuiciones en revoluciones silenciosas mediante la profundidad espiritual, el rigor intelectual y la dedicación social. La noble italiana Camilla De Cetto representa un ejemplo de esta síntesis virtuosa. Pionera de la medicina social, en el siglo XV en Padua sentó las bases de los hospitales modernos creando lugares de asistencia sanitaria y de cuidado personal integral, lo opuesto a lo que hasta entonces habían sido los hospicios medievales.
Madre Rosa Govone, en Turín, a mediados del siglo XVIII, comprendió algo revolucionario: el trabajo como herramienta de emancipación de las mujeres. En una época en la que a las mujeres se les negaba cualquier espacio para la autodeterminación, Govone comprendió que la independencia económica podía ser la clave para desmantelar estructuras sociales milenarias. Cuatro soberanas sepultadas en San Pedro, que no son ni santas ni religiosas, representan otro de los muchos ejemplos de liderazgo femenino con visión de futuro. Matilde de Canossa, por ejemplo, fue mucho más que una terrateniente feudal. Poderosa como una reina, fue una auténtica estratega política que negoció entre el papado y el imperio con una inteligencia diplomática que hoy definiríamos como la de una estadista. Cristina de Suecia fue una intelectual que desafió los cánones de su tiempo, se convirtió al catolicismo y se convirtió en un referente cultural en una Europa todavía fragmentada.
No solo por su interés histórico es destacable la figura de Juana I de Nápoles, muchas veces injustamente relegada a la categoría de reinas “controvertidas”. Reinó en un periodo muy difícil, gestionando conflictos complejos con una combinación de diplomacia y firmeza que le valió duras críticas, pero que le permitió modernizar un reino.
Lo que estas figuras tienen en común es una extraordinaria capacidad de mirar más allá de los límites impuestos: culturales y de género y los relacionados con sus posibilidades históricas. Han demostrado que la inteligencia no conoce cotos de género, que la compasión puede ser una estrategia política y que la fe puede ser un motor de cambio social. Son mujeres que han ocupado un lugar en el mundo y lo han rediseñado con su visión, su tenacidad y su capacidad de ver más allá de lo contingente.
Un ejemplo de libertad. También gracias a ellas muchas mujeres han podido emprender su viaje hacia la emancipación.