
Está dando sus primeros pasos con el entusiasmo de los comienzos y la conciencia de la urgencia. “Mujeres en Diálogo” es una red de mujeres que viven en Roma y están relacionadas con la Iglesia Católica. Son embajadores ante la Santa Sede, profesoras de universidades pontificias, empleadas del Vaticano y funcionarias de los Dicasterios, religiosas, intelectuales, periodistas y no necesariamente creyentes. Comparten la necesidad de trabajar por la dignidad y los derechos de las mujeres, combatir la violencia de género, trabajar por el empoderamiento de las muchas que siempre estamos ahí, en la base de la pirámide, aunque tengamos todas las credenciales para hacer oír nuestra voz donde se decide, también en la Iglesia. Y para aquellas que quieran formarse, pero no disponen de medios. Saben, por experiencia, que muchos compañeros de viaje –sacerdotes, obispos, cardenales– han sido formados según modelos tradicionales y masculinos, como ha reconocido el último Sínodo–suelen tener dificultades para colaborar en igualdad de condiciones con esta otra mitad del mundo. Sienten gratitud por Francisco, porque ha logrado escribir una nueva página en la relación con las mujeres.
“No somos un grupito o un gueto de mujeres que de alguna manera están conectadas con el Vaticano. Yo diría que somos una semilla, mujeres que nos posicionamos con responsabilidad en la Iglesia y en la sociedad. Mujeres que tratamos de dialogar, de hablar con muchas otras, de escucharnos”, explica Sor Grazia Loparco, historiadora y profesora en Auxilium, la única facultad pontificia confiada a una congregación femenina. La religiosa ha sido una de las primeras en comprender el potencial de una red así. “Por su propia naturaleza, nuestro instituto (Hijas de María Auxiliadora) presta esta atención a las mujeres y se centra en la educación integral de la persona como formación para la ciudadanía”, afirma. El 8 de marzo se celebra el Día de la Facultad y en 2022 varias embajadoras fueron invitadas al Vaticano. Entre ellas se encontraba la anterior embajadora de Australia ante la Santa Sede, Chiara Porro, con un grupo de colegas que intensificaron sus reuniones online durante la pandemia. “Intercambiábamos ideas cada dos semanas, invitando a ponentes, mujeres que trabajan en el Vaticano, cardenales, arzobispos, para debatir y resaltar nuestra presencia como embajadoras”. Porro explica que al principio eran unas veinte. Hoy son treinta habituales y otras veinticinco que participan cuando pueden. “Somos más o menos un tercio del cuerpo diplomático, procedentes de todos los continentes”.
La red de las embajadoras colabora con el Auxilium y se reúne con la UISG, la Unión de Superioras Generales. También está en contacto con el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, que coordina el diploma interuniversitario “Mujeres e Iglesia”. Las iniciativas del 8 de marzo constituyen una ocasión para encontrarse con “Donne in Vaticano”, la primera asociación femenina del Estado Pontificio compuesta por mujeres laicas, consagradas o religiosas que trabajan o han trabajado al servicio de la Santa Sede. “No somos un sindicato, queremos acompañarnos y apoyarnos mutuamente, respondiendo también a una necesidad de visibilidad del componente femenino en el Vaticano y en la Iglesia que son ambientes todavía predominantemente masculinos”, destaca Margherita Maria Romanelli, una de las fundadoras que desde 1994 trabaja en el Vaticano. Primero para el Pontificio Consejo Justicia y Paz y después, desde 2017, para el Dicasterio al Servicio del Desarrollo Humano Integral.
Caritas Internationalis también se ha unido a la lista de “Mujeres en Diálogo”. “Creemos que las mujeres deben ser una prioridad en nuestro trabajo porque muchas veces son las más afectadas por los desastres humanitarios y de otro tipo. En los últimos años hemos asistido a la feminización de la pobreza y al aumento de la violencia”, indica Stephanie MacGillivray, responsable del programa “Identity and Mission. Women’s Empowerment and Inclusion”. En esta red también entra el Lay Center, una comunidad académica internacional fundada en 1986 por dos mujeres, Donna Orsuto y Rieke van Velzen. La última adhesión es la de “Mujeres, Iglesia, Mundo”. La Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas no forma parte de la red, pero también colabora.
Cada realidad mantiene su especificidad y pone en juego su experiencia sobre este tema de interés común. Por ejemplo, Florence Mangin, embajadora de Francia ante la Santa Sede, explica que “desde 2019, el Ministerio de Asuntos Exteriores francés se ha dotado de una “diplomacia feminista que prima la igualdad entre mujeres y hombres en el centro de su política exterior. Esta política tiene como objetivo, tanto defender y promover los derechos de las mujeres en todo el mundo, como apoyar a las organizaciones feministas de la sociedad civil, sobre todo, en los países donde los derechos de las mujeres se ven amenazados o ignorados, así como actuar para que las mujeres asuman mayores responsabilidades”. Un enfoque que “está en línea con la importancia que el Papa Francisco atribuye a la promoción del papel de la mujer en la vida de la Iglesia”, añade.
La labor que desarrolla el Ateneo Pontificio Regina Apostolurum es de carácter más bien formativo. “El Instituto de Estudios Superiores sobre la Mujer fue fundado en 2003 con el objetivo de promover la contribución de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad. Aúna investigación y divulgación. Contamos con un grupo de investigación sobre antropología de la diferencia sexual y otro sobre el impacto de la Inteligencia Artificial en el trabajo centrado en las mujeres”, comenta la directora del Instituto, Anita Cadavid. El Lay Center también contribuye académicamente, “con la intención de inspirar y preparar a los futuros líderes laicos para servir a la Iglesia en el mundo, con especial atención a la presencia de las mujeres en las instituciones vaticanas”. “El Centro ofrece becas para estudiar en universidades pontificias, algunas de las cuales están destinadas a mujeres que provienen de zonas geográficas menos favorecidas”, explica la coordinadora del programa, Sara Salvatori.
La participación en la red de la UISG también significa la introducción de contenidos para la formación que pueden compartirse en todo el mundo. “Las religiosas católicas están presentes en medio de las dificultades cotidianas de la personas. Estamos construyendo redes solidarias y desarrollando proyectos prácticos para abordar la trata de personas, para acoger a migrantes y refugiados y para mitigar y abordar el cambio climático y la destrucción del medio ambiente. Las religiosas están presentes en escuelas, hospitales, clínicas, residencias de ancianos, cárceles, prestan servicio en parroquias y diócesis, en centros de retiro y en Dicasterios Vaticanos, en Comisiones y Consejos Vaticanos”, explica la secretaria ejecutiva, Sor Patricia Murray.
Para 2025 hay numerosos proyectos de cada realidad individual (conferencias, formación, representaciones teatrales) que la red comparte. También se están estudiando iniciativas conjuntas de “Mujeres en Diálogo” de cara al Jubileo de los movimientos, al de los jóvenes, para el 25 de noviembre el día contra la violencia hacia las mujeres y para la campaña Orange the World.
De Vittoria Prisciandaro
Periodista «Credere» y «Jesus», Periódicos San Paolo