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“El tren de los niños”: Tres formas de ser madre en el Nápoles de posguerra

 «Il treno dei bambini»: tre modi di essere madre nella Napoli del dopoguerra  DCM-011
07 diciembre 2024

La maternidad, las relaciones conflictivas entre madres e hijos, familias tradicionales o modernas… son temas que el cine no se cansa de abordar. Por tanto, es difícil encontrar un nuevo punto de vista alejado del riesgo de la banalidad o de lo ya visto. Pero Cristina Comencini, una directora italiana atenta a las cuestiones femeninas y defensora de los derechos de las mujeres, cuenta una historia real que se centra en dos formas poco convencionales a la vez que apasionantes de ser madres en la película “El tren de los niños”, basada en la novela homónima de Viola Ardone y disponible en todo el mundo en la plataforma Netflix.

Estamos en 1946, en una Nápoles devastada por la guerra. El hambre es tal que se comen hasta los ratones. Los niños viven en la pobreza y pasan sus días en las calles. En este dramático contexto, por iniciativa del Partido Comunista que confía su gestión práctica a la Udi (Unión de Mujeres Italianas, organización femenina del grupo político), nace un proyecto social que llevará a 70.000 niños pobres a pasar el invierno entre las familias más ricas del norte donde serán acogidos, alimentados y cuidados con la perspectiva de volver a su núcleo familiar. El niño protagonista de la película, Amerigo, se embarca en uno de “los trenes de la felicidad” con destino a Emilia. Su infancia quedará dividida entre dos madres. Por un lado, la biológica que, a pesar de mil dificultades, intenta criarlo sola y acepta dejarlo ir para garantizarle un bienestar que ella no puede brindarle; y, por otro lado, la madre de acogida, una funcionaria del partido que al principio acepta el solo por deber esa “maternidad” no aceptada. Al final la mujer establecerá con el niño un vínculo profundo que cambiará la vida del pequeño. Cuando sea adulto comprenderá la elección dolorosa, pero altruista de la mujer que lo trajo al mundo.

Conmovedora y sincera, rodada con un lenguaje auténticamente popular, “El tren de los niños” tiene el mérito no solo de sacar a la luz una página poco conocida de la historia italiana, sino también de comparar dos formas diferentes pero complementarias de vivir la maternidad. La película empuja al espectador a preguntarse: ¿es más madre la persona que te dio a luz pero que elige, aunque con sufrimiento, no retenerte por tu propio bien o la extraña que decide generosamente acogerte para darte un futuro imposible en tu propia casa? En esta hermosa historia de sentimientos destaca una tercera protagonista: es la jefa de la Udi que se ocupa de los niños napolitanos eligiendo familias de acogida del norte. Una nueva declinación de la maternidad fuera de las definiciones, pero no por ello menos poderosa.

de Gloria Satta