· Ciudad del Vaticano ·

El Papa a un grupo de voluntarios y personas sin techo llegados desde Viena

En la gratuidad del servicio la riqueza es recíproca

 En la gratuidad del servicio  la riqueza es recíproca  SPA-046
15 noviembre 2024

«Todos nos necesitamos y estamos llamados a enriquecernos mutuamente. Y... esto no ocurre sólo a través de los dones materiales, sino también a través de «una sonrisa, un gesto de amistad, una mirada fraterna, una escucha sincera, un servicio gratuito». Así el Papa Francisco se dirigió, el viernes 8 de noviembre, a un grupo de voluntarios y personas sin techo procedentes de Viena. El Pontífice recibió a la delegación de “Begegnung im Zentrum” en la Sala de los Papas pronunciando el siguiente discurso.

Guten Morgen!

Gracias por venir. Habitualmente se reúnen en el Palacio Arzobispal de Viena - les ruego que transmitan mis saludos al cardenal Schönborn -, hoy me complace darles la bienvenida aquí.

Vienen de países muy diferentes, pertenecen a distintas confesiones religiosas y cada uno de ustedes ha tenido sus propias experiencias de vida, a veces también con graves vicisitudes. Pero una cosa nos une a todos: somos hermanos y hermanas, somos hijos de un solo Padre. Esto nos une a todos. Y me complace mucho que esta realidad se concrete en su comunidad cuando se ayudan mutuamente y, en sus reuniones, comparten lo que cada uno puede ofrecer. Porque no es cierto que unos den y otros sólo reciban: todos somos dadores y receptores, todos nos necesitamos y estamos llamados a enriquecernos mutuamente. Y recordemos que esto no ocurre sólo a través de los dones materiales, sino también a través de «una sonrisa, un gesto de amistad, una mirada fraterna, una escucha sincera, un servicio gratuito» (Spes non confundit. Bula de Indicción del Jubileo 2025, 18).

Entonces, en ese momento, hacemos lo que el Señor nos ha dicho que hagamos, que es amarnos los unos a los otros como Él nos ha amado. Damos gracias a Dios por el don de su amor, que también nos llega a través de las buenas personas que nos rodean. El Señor nos ama más allá de todas las limitaciones y dificultades. Cada uno de nosotros es único a Sus ojos y Él nunca nos olvida. Intentemos siempre, como hermanos y hermanas, hacer de nuestras vidas un don para los demás.

Gracias nuevamente por este encuentro y por todo lo que hacen juntos. Rezo por ustedes, los bendigo.

Y ahora, recemos todos juntos, en silencio, un minuto....

Gott segne uns alle (Que Dios nos bendiga a todos).