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Tribuna Abierta

Decálogo para reflexionar
sobre la sinodalidad

 Decalogo (un po’ provocatorio)  per riflettere sulla sinodalità  DCM-009
28 septiembre 2024

En abril de 2022, de cara al Sínodo, el Instituto Costanza Scelfo para los problemas de las mujeres y los laicos en la Iglesia, (un organismo de la Sociedad Italiana para la Investigación Teológica), junto a la Cátedra “Mujer y Cristianismo”, organizó una conferencia sobre la Sinodalidad en la Pontificia Facultad Teológica Marianum. Se tituló “¿Del pueblo de Dios?”, cuyas actas fueron publicadas por Il Pozzo di Giacobbe.

Al escribir el prólogo pensé en una lista general de lo que considero los puntos claves de la sinodalidad. Los desarrollé en el libro “Sinodalidad y Reforma de la Iglesia” (San Paolo 2023).

Son diez sugerencias que propongo para el debate.

1. La sinodalidad, más que estilo y método, habla de la identidad original de la Iglesia que es encuentro/asamblea

2. En ella cada creyente tiene su proprio don (charisma) orientado al crecimiento del cuerpo.

3. Es necesario redescubrir y discernir la potestas (autoridad) y la exousía (capacidad) que caracteriza cada don y lo declina como realeza/sacerdocio/profecía

4. Precisamente la presencia del Espíritu y del don/nombre propio (carisma) de cada uno requiere la participación de todos en los procesos de recepción /confesión/transmisión/elaboración/celebración de la fe y en las decisiones operativas que siguen.

5. Es necesario abandonar cualquier criterio jerárquico, androcéntrico y sacro, aceptando el desafío de la convergencia/sinfonía de los dones para permitir, en la medida de lo posible, su traducción en ministerios, implementando criterios de discernimiento encaminados al reconocimiento compartido de las competencias de cada uno.

6. Es necesario abandonar el clericalismo y romper las asimetrías dicotómicas hombre/mujer; clero/laicos para repensar el ministerio fuera de la lógica mundana y violenta del poder para recuperarlo como servicio mutuo (diaconía).

7. Creadas a imagen de la Trinidad y llamadas a compartir su vida, todas las Iglesias deben dar testimonio de su naturaleza de comunión y del principio de interrelación como constitutivo del misterio de Dios y de sus criaturas.

8. La sinodalidad es una operación interrelacional, flexible a formas siempre nuevas, aunque se sustente en el original “caminar juntos” que caracteriza a todos los hombres y mujeres, creyentes y no creyentes.

9. Se convierte en subsidiariedad al abrirse al ecosistema planetario global del que todos formamos parte.

10. Las Iglesias son intérpretes atentas de los “signos de los tiempos”, tanto en la conversión permanente de cada sujeto, como en la reforma permanente y necesaria de sus estructuras.

Este no es un decálogo exhaustivo. Es solo una invitación a la reflexión un tanto provocativa.

Quedan muchos temas relevantes, cuestiones abiertas... El discernimiento, los carismas, la subjetividad bautismal, la autoridad, el ministerio y demás se cruzan con la cuestión ineludible de una reforma de la Iglesia que solo será posible a partir de una interrelación sinodal, por lo tanto, fraterna y sororal.

de Cettina Militello
Teóloga, vicepresidenta de la Fundación Academia Vía Pulchritudinis ETS.