El segundo día del Papa Francisco en Timor Leste, el martes 10 de septiembre, comenzó con una emotiva visita a los niños discapacitados acogidos en la casa “Irmãs Alma” de Díli. El Pontífice llegó hasta allí en coche desde la nunciatura apostólica donde reside en la capital asiática. Respondiendo al saludo que le dirigió la superiora de la comunidad que gestiona la estructura que atiende a los niños desfavorecidos, diagnosticados con discapacidades físicas y mentales, sor Gertrudis Bidi, el obispo de Roma, improvisó un breve discurso que publicamos, a continuación.
Hay una cosa que a mí siempre me hace pensar: cuando Jesús habla del juicio final, le dice a unos: “Vengan conmigo”, pero no les dice “Vengan conmigo porque estuvieron bautizados, porque estuvieron confirmados, porque se casaron por la Iglesia, porque no mintieron, porque no robaron”. No, “vengan conmigo porque me cuidaron”, me cuidaron. Y Jesús dice: “Vengan conmigo porque me cuidaron cuando tuve hambre y me dieron de comer, cuando tuve sed y me dieron de beber, cuando estaba enfermo y me visitaron”, y así sigue. Esto lo llamo el sacramento de los pobres. Un amor que anima, que construye y que fortalece.
Y esto es lo que uno encuentra aquí: amor. Sin amor esto no se entiende. Y así entendemos el amor de Jesús que dio su vida por nosotros. No podemos entender el amor de Jesús si nosotros no entramos a practicar el amor. Compartir la vida con las personas que tienen más necesidad es un programa, un programa de ustedes, es un programa de todo cristiano. Quiero agradecerles lo que hacen y quiero agradecer también a las nenas y a los muchachos y a los chicos y a las chicas que nos dan el testimonio de dejarse cuidar [Aplausos]. Porque ellos nos enseñan a nosotros cómo debemos dejarnos cuidar por Dios. Dejarnos cuidar por Dios y no por tanta ideas, o planes, o caprichos. Dejarnos cuidar por Dios. Y ellos son nuestros maestros. Gracias a ustedes por esto.
Estoy viendo a este [niño], ¿cómo se llama? Silvano, traelo acá. ¿Y qué nos enseña Silvano?, ¿qué nos enseña? Nos enseña a cuidar. Cuidándolo a él aprendemos a cuidar. Y si le miramos la cara, está tranquilo, paciente, durmiendo en paz. Y así como él se deja cuidar, nosotros también tenemos que aprender a dejarnos cuidar. Dejarnos cuidar por Dios, que nos quiere tanto, dejarnos cuidar por la Virgen, que es nuestra Madre.
Y ahora… Ahora rezamos a la Virgen un Avemaría y les doy la bendición.
(Oración del Avemaría y bendición)
Después de la bendición:
Y no se olviden. Y no se olviden de que tenemos que aprender a dejarnos cuidar, todos, como ellos se dejan cuidar. Gracias.
[Aplausos]
Gracias.
Intercambio de dones
Y este. Este es el regalo que dejo a esta casa. Miren bien: San José cuida a la Virgen, la Virgen cuida a Jesús. El más importante es el que se deja cuidar más: Jesús. Se deja cuidar por María y por José.