En el cielo del santuario del Monte Grisa

Poco después de despegar de Trieste, el helicóptero que transportaba al Papa Francisco sobrevoló el santuario mariano del Monte Grisa, al norte de la ciudad.

El Pontífice pudo así admirar el santuario dedicado a María Madre y Reina que se eleva 330 metros sobre el nivel del mar, cuya imponente estructura triangular recuerda la letra “m” para evocar la inicial del nombre de la Virgen.

Juan Pablo ii lo visitó el 1 de mayo de 1992 en el marco de su visita de dos días a Trieste; mientras que Juan xxiii envió un mensaje radiofónico al clero y al pueblo triestino el 19 de septiembre de 1959 con ocasión de la bendición de la primera piedra del santuario -título que él mismo eligió- “erigido en las alturas que dominan el mar”, dijo, en recuerdo de la consagración de la nación italiana al Corazón Inmaculado de María, con la que había concluido pocos días antes (el 13 de septiembre) en Catania el x Congreso Eucarístico Nacional Italiano.

Siete años más tarde, el 22 de mayo de 1966, el templo fue consagrado y Pablo también se unió a la celebración con un mensaje radiofónico, destacando la espléndida vista “sobre la ciudad de Trieste, majestuosa y ferviente de vida, y sobre el arco azul de su golfo, hasta las distancias de la laguna de Grado y Aquileia, por un lado, y la costa de Istria, por el otro”.

(Gianluca Biccini)