Publicamos, a continuación, la intervención de hna. Laura Vicuña, vicepresidenta de la Conferencia Eclesial Amazónica (CEAMA) - organismo resultante de la Asamblea Especial, en la Sede de la FAO en Roma, el 4 de junio en la reunión de presentación de las Actas de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica.
Aquí estamos recorriendo un largo camino de presencia evangelizadora de la Iglesia en la Amazonía, buscando responder a la evangelización integral, donde la centralidad de la vida, descrita en Juan 10: 10 'Yo he venido para que todos tengan vida y la tengan en abundancia’. Por eso, el proceso sinodal de la Amazonía nos interpela por caminos de sinodalidad y cuidado de la casa común, como condición de vida de todos.
El Sínodo de la Amazonía con el tema “Amazonia: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”, fue un largo camino y un viaje hacia aguas más profundas y hacia el misterio que arrastra a los pueblos originarios y amazónicos, descrito en el documento final como “pueblos con perfumes antiguos que siguen perfumando el continente contra toda desesperación” (DF 41) y despiertan a la urgencia de cuidar nuestra casa común, haciendo una opción por la ecología integral, como dijo D. Claudio Hummes en el discurso de apertura de la Asamblea sinodal, en Roma, al referirse a la Amazonía y su gente “si lo dejamos para mañana, podría ser tarde, muy tarde”.
Es en este contexto de compromiso incondicional y preferencial con los pobres. La vida para los pueblos originarios y amazónicos pasa por el hilo conductor y la centralidad de que la tierra y el territorio es el espacio de vida plena, de soberanía alimentaria, que está seriamente amenazado por los innumerables proyectos de muerte, que hoy están presentes en la Amazonía y que compromete toda la vida en el planeta. No podemos dejar de denunciar los megaproyectos: hidroeléctricas, minería, agricultura, monocultivos y otros, que destruyen y contaminam la tierra, el aire y el agua, destroyendo el bioma amazónico con su diversidad, que interconectan una serie de sistemas necesarios para la vida de todo el planeta, así como los modos próprios de la vida de los pueblos amazónicos y originarios, muchos de los cuales se ven obligados deplasarse a las periferias de las ciudades, sin ninguna seguridad, desde el punto de vista del acceso a los alimentos y de las políticas públicas. Con una ausencia total del Estado y la presencia del crimen organizado, que se extiende incluso en los espacios estatales. La iglesia en la Amazonía tiene este compromiso incondicional con la vida de las personas y de la madre tierra. El Papa Francisco en su ministerio inauguró unnuevo tiempo, donde se rescata el sentido original de la Iglesia: ser Iglesia “en camino” y del camino”, en fidelidad creativa al Evangelio.
El tiempo sinodal, iniciado en octubre de 2017 por el Papa Francisco, es resultado de los numerosos gritos de la Iglesia en la Amazonía, en toda su parte continental. No podría dejar de resaltar el enorme aporte de las mujeres, para mantener viva la acción evangelizadora y la memoria de ser iglesia, que enfatiza la profecía, el anuncio de la vida y la denuncia de los proyectos de muerte que vulneran al pueblo y a la madre Tierra.
En el sueño eclesial, “para caminar juntos, la Iglesia necesita una conversión sinodal, una sinodalidad del Pueblo de Dios bajo la guía del Espíritu en la Amazonia. (Doc final 86). Necesitamos crecer en la dimensión sinodal y ministerial, fomentando la cultura del diálogo, del encuentro y de la riqueza de la unidad en la diversidad, la “armonía pluriforme”, esto requiere de nuestra parte innovación y creatividad. El camino se hace caminando.
No tenemos una respuesta final para todo, lo importante es permanecer en el camino, abiertos a la acción de la Divina Ruah, siendo transparentes en el proceso. Pero también es necesario superar el modelo clerical, buscando construir una eclesiología, centrada en el seguimiento de Jesucristo, nuevas relaciones dentro de la iglesia, donde las mujeres, la vida religiosa consagrada, los laicos y las comunidades eclesiales de base puedan ser reconocidos en su misión como evangelizadores y defensores de la vida.
Tenemos muchas lecciones por delante para construir una iglesia con rostro amazónico, con los colores, sabores y conocimientos de los pueblos ioriginarios y amazónicos. Paso a paso, construyendo la sinodalidad y el sentido de ser pueblo de Dios en el camino “ahora es el momento de ser iglesia, caminar juntos, participar”.
Laura Vicuña