· Ciudad del Vaticano ·

El discurso de Francisco al Movimiento de adultos scouts católicos italianos

Trabajar por la dignidad de la vida en un tiempo de dramática desnatalidad

 Trabajar por la dignidad de la vida  en un tiempo de dramática desnatalidad  SPA-016
19 abril 2024

En «un tiempo de dramática disminución de la natalidad» y «en un mundo en el que se habla mucho, quizás demasiado, de fabricar armas para hacer la guerra» es necesario «trabajar por la dignidad de la vida». Lo dijo el Papa Francisco a los miembros del Consejo Nacional del Movimiento de Scouts Católicos Adultos Italianos (MASCI), recibidos en audiencia la mañana del 13 de abril, en la Sala Clementina, con motivo del 701 aniversario de su fundación. Publicamos, a continuación, el discurso que les dirigió el Pontífice.

Queridos hermanos y hermanas:

Bienvenidos.

Estoy muy contento de encontraros en vuestro septuagésimo aniversario de fundación. De hecho, el 20 de junio de 1954, gracias a la obra de Mario Mazza y el padre Ruggi d 'Aragona, nació oficialmente en Roma el Movimiento de Scouts Católicos Adultos Italianos. Ya desde hacía casi una década existía la asociación de los Caballeros de San Jorge, que se había dado con el objetivo de testimoniar en la vida los contenidos de la Ley y de la Promesa scout. Pero ahora se definía con más precisión, centrándose en valores de los que aún hoy sois herederos, custodios y promotores: la comunidad, la educación, el servicio y el cuidado de la casa común.

Me gusta el título que habéis elegido: “Más vida a la vida”, porque la vida nos trae plenitud, debemos trabajar por la plenitud. Lo habéis querido encarnar en algunos proyectos-símbolo a realizar: donar una cuna térmica al Centro de Primeros Auxilios y Acogida de Lampedusa; construir una carpintería náutica en Zambia; y plantar un bosque en Argenta, en Romaña. Estas iniciativas tocan valores importantes y por eso me gustaría detenerme un momento con vosotros a reflexionar sobre ellas.

Primero: la cuna, que nos recuerda el amor por la vida que nace. Vivimos en una época de dramática disminución de la natalidad. La edad media de los italianos es de 46 años, la edad media de los albaneses es de 23: esto nos hace entender. Una dramática disminución de la natalidad en la que el hombre parece haber perdido el gusto por generar y cuidar al otro, y tal vez incluso el gusto por vivir. Una cuna simboliza en cambio la alegría por un niño que viene a la luz, el compromiso para que pueda crecer bien, la espera y la esperanza por lo que podrá llegar a ser. La cuna nos habla de la familia, nido acogedor y seguro para los pequeños, comunidad fundada en la gratuidad del amor; pero también, como reflejo, nos habla de la atención a la vida en todas sus fases, especialmente cuando el paso de los años o las asperezas del camino hacen que la persona sea más vulnerable y necesitada. Y es significativo, en este sentido, el hecho de que vuestro don esté destinado al Centro de Primeros Auxilios y Acogida de Lampedusa: esto subraya aún más que el amor por la vida es siempre abierto y universal, deseoso del bien de todos, más allá del origen o de cualquier otra condición.

Segunda iniciativa: la carpintería. La carpintería es un símbolo querido por nosotros los cristianos, porque el Hijo de Dios la ha elegido como lugar donde prepararse para su misión de salvación en su pueblo, en Nazaret, trabajando humildemente «con manos de hombre» (Gaudium et spes, 22). En un mundo en el que se habla tanto, quizás demasiado, de fabricar armas para hacer la guerra -me decía un economista que en este momento la inversión que da más ingresos es la de la producción de armas. Invertir para destruir, ganar con la destrucción — nos remite a la vocación fundamental del hombre de transformar los dones de Dios no en medios de muerte, sino en instrumentos de bien, en el compromiso común de construir una sociedad justa y pacífica, donde a todos se les dé la posibilidad de una vida digna. La dignidad de la vida: trabajar por la dignidad de la vida.

Por último, tercer proyecto: el bosque. Nos recuerda nuestra responsabilidad por la casa común, que el Creador ha confiado a nuestras manos. El respeto, el amor y el contacto directo con la naturaleza son características peculiares del escultismo, desde sus orígenes. Y son valores que necesitamos tanto hoy, mientras nos descubrimos cada vez más impotentes ante las consecuencias de una explotación irresponsable y miope del planeta, prisioneros de estilos de vida y comportamientos tan egoístamente sordos a toda apelación de sentido común, como trágicamente autodestructivos; insensibles al grito de una tierra herida, así como a la voz de tantos hermanos y hermanas injustamente marginados y excluidos de una distribución equitativa de los bienes. Frente a esto, ¡el estilo sobrio, respetuoso y frugal de los scouts es un gran ejemplo para todos!

Habéis decidido plantar vuestros árboles en Argenta, en memoria de Don Giovanni Minzoni. Fue un valiente párroco que, en un contexto de violenta y prepotente hostilidad, luchó, también a través del escultismo, para formar a sus jóvenes «a una sólida vida cristiana y a un consiguiente compromiso por la transformación de la sociedad» ( S. Juan Pablo II , Carta a Mons. E. Tonini, Arzobispo de Rávena, 30 de septiembre de 1983, en el 60aniversario de la muerte de Don Minzoni). Esto también es un recordatorio importante de esaecología integral que, a partir de hacerse cargo de las emergencias climáticas y ambientales, amplía su reflexión considerando, aguas arriba, el «lugar específico que ocupa el ser humano en este mundo y sus relaciones con la realidad que lo rodea» (Carta enc. Laudato si’, 15).

Queridos amigos y queridas amigas, ¡gracias por lo que sois y por lo que hacéis! Os animo a perseverar en vuestro camino, semel scout semper scout, como dice vuestro lema. Es hermoso que sigáis siendo comunidad abierta, atenta, dispuesta a acoger, escuchar y acompañar a quien el Señor pone en vuestro camino; comunidad profética en anunciar con valentía el Evangelio y deseosa de salir de su círculo para encontrar a los demás, especialmente a quienes viven en las periferias existenciales de nuestro tiempo.

Os acompaño con la bendición y la oración. Y os pido también a vosotros que recéis por mí, por favor. ¡Gracias!