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Escuela de silencio
en el corazón de Roma

 Scuola di silenzio  DCM-004
06 abril 2024

¿Se puede aprender a hacer silencio? ¿Y qué tiene esto que ver con la “autoconciencia”? Con estas preguntas, todavía inmersos en el ruido de la ciudad, llamamos a una puerta en el centro de Roma, junto a la Basílica de los Santos Ambrosio y Carlos. Está a punto de comenzar “La escuela del silencio”, uno de los encuentros de meditación inspirados en el método de Sor Marisa Bisi. Hay varias propuestas, una semanal y otra quincenal, de forma presencial u online. Todas las modalidades se llevan a cabo según el método desarrollado por esta religiosa, perteneciente a la Congregación de las Hijas de la Cruz.

Es un método inspirado en los itinerarios espirituales de los grandes místicos, empezando por San Ignacio, pero también en los conocimientos modernos de la psicología. Pedagoga, autora de decenas de libros, comprometida con la formación de religiosos y laicos, sor Marina Bisi fundó hace unos veinte años el centro de formación en la meditación cristiana reconocido oficialmente por la Iglesia en 2018. Hoy vive en Parma y su método se sigue hoy.

En la sala hay un gran icono vertical que representa a una Virgen que se lleva el dedo índice de la mano derecha a los labios, en gesto de pedir silencio. “El corazón de su método es intentar unificar todos los elementos de nuestro ser - cuerpo, emociones, mente y corazón - para llegar a la pacificación. Dejando de lado todo lo que nos altera para activar nuestra capacidad de escucha”, explica Carla, una de las primeras mujeres que siguió a sor Marisa Bisi. La palabra central de su método es “conciencia”. La intuición es que, para escuchar a Dios y para percibir Su Presencia, así como para pronunciar palabras verdaderas y escuchar las de los demás, es necesario estar presente en uno mismo. Y te vuelves uno cuando eres consciente de todos los niveles de tu ser: físico, emocional, mental.

Después de la invocación al Espíritu Santo, la persona que dirige el encuentro te conduce por una fase preparatoria, de liberación de los pensamientos y de la conciencia. Después, una mujer lee un pasaje de San Agustín. Entonces comienza el momento de compartir. Por turnos, quien quiera intervenir, habla de lo que más le ha llamado la atención.


Una vez terminado el encuentro, durante aproximadamente una hora, nos quedamos a hablar con algunas mujeres que fundaron el centro junto con Sor Bisi. El objetivo de esta meditación, explican, es llegar al “corazón”, entendido bíblicamente como el centro de la persona. El lugar donde Dios habla. En este sentido, “el silencio sirve para convertir el corazón, para hacerlo capaz de acoger al Esposo”. Pero no se trata solo de meditación. Paola nos recuerda que “sor Marisa siempre decía: ‘entra para orar, para salir a actuar’. Pero esto solo es posible partiendo de este centro profundo del ser al que se llega mediante un desprendimiento de la mente, de las emociones”. “El silencio no es silencio en sí, sino un saborear”, decía Marisa Bisi. Así, cuando salimos, hasta los ruidos de Roma parecen mucho más distantes.

de Elisa Calessi