· Ciudad del Vaticano ·

La asesora especial del presidente estadounidense Biden se reúne con Athletica Vaticana sobre el tema de la inclusión

El derecho de las personas con discapacidad para vivir la belleza del deporte

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23 febrero 2024

El deporte es un derecho de las personas con discapacidad y puede contribuir de manera decisiva a un cambio de mentalidad para encontrar caminos y lenguajes inclusivos para todos. Este es el punto central del “protocolo” de colaboración sancionado con el estilo de la amistad —en la tarde del martes 20 de febrero— durante la visita de Sara Minkara, asesora especial del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América para los derechos de las personas con discapacidad, a la sede de Athletica Vaticana, que tiene su propio equipo paralímpico.

“El deporte puede favorecer un cambio en la narrativa de la discapacidad, eliminando el pietismo y reconociendo los derechos, las oportunidades y las habilidades de cada uno”, dijo Minkara. Encontrando plena sintonía en la experiencia concreta de Athletica Vaticana presentada a través de los testimonios de Sara Vargetto, de 15 años, siempre “a tope” con su silla de ruedas, y Paul Gabriele Weston: el atleta más joven y el menos joven de la asociación vaticana.

Sara Minkara, nombrada para este cargo por el presidente Joe Biden, es de origen libanés, musulmana y ciega desde los 7 años. Fue en los últimos días en París en vista de los Juegos Paralímpicos (programados entre el 28 de agosto y el 8 de septiembre) y en Roma se reunió con la ministra italiana de discapacidad, Alessandra Locatelli, para desarrollar el primer G7 sobre discapacidad e inclusión, que se celebrará entre el 14 y el 16 de octubre en Umbría. Alemania y Austria las otras dos etapas de su gira europea.

El encuentro sigue a la iniciativa deportiva inclusiva promovida —entre el 13 y el 17 de noviembre— por la embajada de los Estados Unidos ante la Santa Sede y Athletica Vaticana con partidos de pádel en los que participaron dos campeones llegados expresamente de Washington; jóvenes con síndrome de Down y con autismo; estudiantes sordos del Instituto romano “Magarott; huéspedes de Cáritas; chicos con dificultades sociales que viven en el barrio periférico de Tor Bella Monaca. El Papa ha recibido en audiencia a los protagonistas del proyecto.

Y precisamente con este estilo deportivo fraterno e inclusivo, Athletica Vaticana ha donado a Minkara el testigo del relevo, símbolo de la asociación de la Santa Sede, firmado por Francisco.

En la reunión también participó Alessandro Gisotti, subdirector editorial de los medios de comunicación del Vaticano. «Eventos como el promovido por Athletica Vaticana —subrayó— ayudan también a los medios de comunicación a tomar mayor conciencia de lo mucho que el deporte puede ayudar a favorecer la inclusión a todos los niveles». Al saludar a Sara Minkara, Gisotti destacó la importancia del diálogo interreligioso e intercultural para construir una sociedad en la que nadie se sienta excluido. «Un compromiso por el que —dijo—, como pide el Papa Francisco, los creyentes están particularmente llamados a ponerse en juego».

Por lo demás, «el objetivo del movimiento paralímpico no es solo celebrar grandes eventos o distribuir medallas», dijo el presidente de Athletica Vaticana, Giampaolo Mattei, en el encuentro con Minkara. «El punto central es demostrar con hechos y no solo con palabras lo que los atletas, aunque muy heridos en la vida, pueden lograr cuando están en condiciones de hacerlo. Y si vale para el deporte, tanto más debe valer para la vida social». Cambiando así «la percepción de la discapacidad en la vida cotidiana de una familia, de una escuela, de un lugar de trabajo».

Según la asociación vaticana —que ha encontrado plena identidad de visión con la asesora especial del Departamento de Estado de Washington— «no solo en el deporte —que, sin embargo, ayuda por su capacidad de comunicarse y despertar emociones— las personas con discapacidad deben ser puestas, precisamente por un hecho de justicia, en condiciones de expresar lo que pueden hacer. Creando realmente igualdad de oportunidades. Constatando conscientemente los límites de la discapacidad, pero mirando también el enorme potencial que cada uno puede expresar. Se tiene, precisamente, la posibilidad».