· Ciudad del Vaticano ·

Las palabras del cardenal Parolin sobre los 30.000 muertos en Gaza

Detener la masacre

16 febrero 2024

El cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, inmediatamente después de la masacre perpetrada por los terroristas de Hamas el pasado 7 de octubre de 2023 contra familias pacíficas israelíes definió como “inhumano” ese ataque. Indicó como prioridad la liberación de los rehenes, hablando también del derecho a la defensa de Israel e indicando el parámetro necesario de la proporcionalidad. El martes 13 de febrero, al final d un encuentro con las autoridades italianas, con ocasión del encuentro anual para celebrar los Pactos Lateranenses, Parolin dialogando con los periodistas usó palabras inequívocas sobre lo que está sucediendo en Gaza.

Reafirmó la «condena clara y sin reservas de todo tipo de antisemitismo», pero al mismo tiempo reiteró la «petición para que el derecho a la defensa de Israel que se ha invocado para justificar esta operación sea proporcionado y ciertamente con 30.000 muertos no lo es». El cardenal añadió: «Creo que todos estamos indignados por lo que está sucediendo, por esta masacre, pero debemos tener el valor de ir adelante y de no perder la esperanza». Una invitación a no dejarse vencer por el abatimiento, por la presunta inevitabilidad de una espiral de violencia que nunca puedes ser presagio de paz, sino que desafortunadamente corre el riesgo de generar nuevo odio.

En una entrevista con el diario «Fatto quotidiano», también la escritora y poeta Edith Bruck —que en la primavera de 1944, con trece años fue capturada en el gueto húngaro de Sátoraljaújhely y deportada a Auschwitz — ha expresado una postura similar. Ha dirigido críticas severas contra el actual primer ministro israelí, afirmando que «ha perjudicado a los judíos de la diáspora porque ha reavivado el antisemitismo que nunca desapareció y que ahora se ha incrementado». Bruck ha añadido su convicción de que con esta política no se eliminará nunca a los terroristas.

Las del cardenal y de la poeta judía son palabras dictadas por una visión realista del drama en ciernes. Para la Santa Sede, la elección de un campo es siempre por las víctimas. Y, por lo tanto, por los israelíes masacrados en casa en los kibbutz mientras estaban a punto de celebrar el día de Simjat Torá, por los rehenes arrancados de sus familias, así como por los civiles inocentes -un tercio de ellos niños- muertos por los bombardeos en Gaza. Nadie puede calificar lo que está ocurriendo en la Franja de “daños colaterales” de la lucha contra el terrorismo. El derecho a la defensa, el derecho de Israel a llevar ante la justicia a los responsables de la masacre de octubre, no pueden justificar esta carnicería.

En el Ángelus del pasado 17 de diciembre, tras el asesinato de dos mujeres cristianas que se habían refugiado en la parroquia de Gaza, el Papa Francisco dijo: “Se bombardea y dispara contra civiles indefensos... Algunos dicen: ‘Es terrorismo, es la guerra’. Sí, es la guerra, es terrorismo. Por eso la Escritura afirma que ‘Dios pone fin a las guerras... Él rompe los arcos y quiebra las lanzas’ (cf. Sal 46,9). Pidamos al Señor la paz”. Al comienzo de la Cuaresma, mientras continúa el espeluznante recuento de víctimas inocentes, este llamamiento se hace aún más insistente, para suplicar el cese de las armas antes de que sea demasiado tarde para nuestro mundo al borde del abismo.

Andrea Tornielli