· Ciudad del Vaticano ·

MUJERES IGLESIA MUNDO

La urgencia de las fundadoras

 L’urgenza delle fondatrici  DCM-002
03 febrero 2024

Clelia Merloni

Cuando tenía 33 años, Clelia Merloni (Forlì, 10 de marzo de 1861 – Roma, 21 de noviembre de 1930) vio en un sueño la ciudad de Viareggio, que no conocía. Después, decidió viajar allí el 24 de abril de 1894 con su amiga Elisa Pederzini. A ellas se unió Giuseppina D'Ingenheim. Serán las tres primeras Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús, cuya misión es la caridad, junto a la capacidad de perdonar.

Hija única de un rico industrial que quería un matrimonio y una vida lujosa para ella, Clelia Merloni optó por hacerse monja y después de su experiencia en un par de congregaciones, fundó un nuevo instituto de religiosas consagradas al Sagrado Corazón de Jesús dedicado a los pobres, los huérfanos y los abandonados, con especial atención a las mujeres y a la conversión de los pecadores. Tenía también un motivo especial: la salvación del alma de su padre, ateo y masón, que se convirtió en su lecho de muerte y que la dejó heredera de un gran patrimonio que ella puso totalmente a disposición de la comunidad.

No tuvo una vida fácil como religiosa. En tres años, el sacerdote administrador derrochó casi todo y huyó a Francia con el resto del dinero. Ella asumió la culpa y fue destituida para ser reincorporada y destituida nuevamente en 1911. Repetidos malentendidos por parte de las autoridades eclesiásticas y de la Congregación que ella misma había fundado la llevaron a abandonar su instituto que la marginó durante años. Regresó allí en 1928, ya anciana y débil, viviendo en una habitación alejada de la comunidad. Es beata desde el 3 de noviembre de 2018.

Francesca Cabrini

Francesca Saverio Cabrini (Sant'Angelo Lodigiano, 15 de julio de 1850 - Chicago, 22 de diciembre de 1917) es la patrona de los migrantes. Italiana nacionalizada estadounidense, en 1946 se convirtió en la primera ciudadana estadounidense declarada santa. A los 30 años fundó la primera Congregación femenina no dependiente de ninguna rama masculina y, sobre todo “misionera”, novedad absoluta para los institutos religiosos femeninos de la época. Para financiar sus obras, inauguró un verdadero método empresarial, nuevo para la Iglesia, que consistía en atraer inversiones en lugar de donaciones.

Caterina Volpicelli

Caterina Volpicelli (Nápoles, 21 de enero de 1839 – Nápoles, 28 de diciembre de 1894) nació en el seno de una familia de clase alta. Fundó de la congregación de las Siervas del Sagrado Corazón de Santa Caterina Volpicelli. No le resultó fácil obtener la aprobación de la Santa Sede para su labor que, a diferencia de las órdenes religiosas femeninas de la época dedicadas sobre todo a la contemplación y a las obras caritativas, surgía para el apostolado y la santificación de las almas. Su misión era difundir el Evangelio permaneciendo entre la gente. Por eso se la llama la santa de los “bajos”, las pequeñas casas de planta baja típicas del centro histórico de Nápoles, icono de la miseria de los estratos sociales más marginados de la ciudad.

Desde sus orígenes, el Instituto tuvo tres ramas, una religiosa (no vestían un hábito específico) y dos laicas. Las Siervas, que hacen votos religiosos; las Siervas, consagradas en el mundo; y las Siervas Agregadas, que son esposas y madres de familia. La participación del laicado, junto con el estudio de la teología y el servicio a la Iglesia con espíritu apostólico, son rasgos específicos que ya anticipaban casi un siglo antes las innovaciones del Concilio Ecuménico Vaticano II. Caterina Volpicelli es santa desde el año 2009.