Los niños nos dan «el testimonio de cómo se recibe la fe: con inocencia, con apertura de corazón». Lo dijo el Papa Francisco a los padres de los dieciséis recién nacidos bautizados por él en el sugerente marco de la Capilla Sixtina. El rito, presidido por el Pontífice, tuvo lugar el domingo 7 de enero por la mañana, precisamente en la fiesta del Bautismo del Señor. Junto al Papa, los cardenales Fernando Vérgez Alzaga, presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, y Konrad Krajewski, limosnero y prefecto del Dicasterio para el Servicio de la Caridad, que concelebraron junto con don Daniel Pellizzon y don Juan Cruz Villalón. Las “notas” de los llantos de los pequeños resonaron bajo las bóvedas de Miguel Ángel, uniéndose a las de los cantos del coro de la Capilla Sixtina y dando así un ambiente de fiesta alegre a la celebración. A la oración de los fieles se han elevado invocaciones por el Papa y los obispos, por los recién bautizados, para que los gobernantes sean hombres de paz, por todos los niños, por las familias, para que los pecadores y los violentos se conviertan y por los que sufren y los angustiados. Posteriormente se invocó a los santos para pedir su intercesión. Al final de la celebración, el Pontífice saludó personalmente a cada familia, que recibió de él un pequeño bajorrelieve ovalado dorado que representa a la Virgen con el Niño.
Queridos hermanos y hermanas:
Estamos aquí para bautizar, para dar el don de la fe a nuestros hijos. Y ellos son los protagonistas en esta ceremonia: ellos pueden hablar, ir, gritar… Ellos mandan, porque es su fiesta: recibirán el don más bello, el don de la fe, el don del Señor. Si lloran -por el momento están en silencio, pero basta con que uno dé la nota y comience el concierto-, déjenlos llorar; si tienen hambre, amamántenlos, tranquilos, aquí. Si tienen calor, quítenle ropa, que a veces el calor viene mal. Ellos son los protagonistas, porque ellos hoy nos darán también a nosotros el testimonio de cómo se recibe la fe: con inocencia, con apertura de corazón.
Y a vosotros, padres y padrinos, les deseo que su vida sea de ayuda para estos niños, de ayuda para el crecimiento. Les deseo que los acompañen en su crecimiento, porque esta es una forma de ayudar, para que la fe crezca en ellos. Muchas gracias por su testimonio, por haberlos traído aquí para recibir la fe.
Y ahora, continuemos con el rito del Bautismo.
Al final de la celebración eucarística, antes de impartir la bendición final, el Papa Francisco dirigió estas palabras a los presentes. Antes de darles la bendición, les agradezco que hayan comenzado esta vida de sus hijos con el Bautismo. Y les ruego, que ellos sepan la fecha del Bautismo, porque es la fecha del nacimiento. Y cada uno de nosotros también. Si les pregunto: «¿Cuál es la fecha de tu nacimiento?», no sé si todos podrán saberlo. Pero pensad bien: la fecha del nacimiento es como un cumpleaños, la fecha en la que recibí la gracia del Señor me convertí en cristiano y cristiana.
Enseñen a los niños esto, para celebrarlo todos los años.