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Jahanara, la princesa mogol que usaba sabiamente el poder

 Jahanara, la principessa moghul  saggia e pia   che usa al meglio il potere che ha  DCM-001
05 enero 2024

Dentro del imperio mogol que dominó el sur de Asia hasta los albores del siglo XVIII, la princesa Jahanara Begum (1614 – 1681), hija favorita del emperador Shah Jahan, se volvió muy culta y poderosa. A pesar de la prohibición de aparecer en público, logró hacer lo que muchos de sus contemporáneos ni siquiera se atrevían a imaginar.

La figura de Jahanara es el centro de Dietro le colonne (Detrás de las columnas, La Lepre ed.), la nueva novela histórica de Navid Carucci que, desde el punto de vista de la princesa mogol, relata las vicisitudes políticas y militares que protagonizó. Con apenas 17 años, Jahanara perdió a su madre - a quien el emperador dedicó el Taj Mahal - y obtuvo el derecho a utilizar el sello imperial. Como Cordelia en El rey Lear de Shakespeare, la princesa alimenta un amor filial muy profundo hacia un padre ahora enfermo que la lleva a defender el trono de los ataques de sus hermanos, que querrían orientar el imperio hacia una visión más radical del islam.


Un visitante inglés compara a Jahanara con la reina Isabel I: “Lo que te distingue, Suprema Señora, es que solo puedes reinar como lo hizo Isabel al precio de ser una mujer con corazón de hombre”. La cuestión es fundamental porque, a diferencia de la soberana inglesa, Jahanara se ve obligada a vivir en la zenana, es decir, en el harén, sin posibilidad de casarse ni de tener hijos.

A pesar de las limitaciones, la protagonista del libro hace el mejor uso del poder y explora ese término medio, el único espacio permitido, para permanecer en un sutil equilibrio entre el compromiso político-militar y la mejora de las condiciones de vida de sus súbditos; y entre amor hacia los miembros de la familia y la real-politik. Una mediación continua donde la sabiduría de Jahanara es un ejemplo benéfico que valía la pena sacar a la luz.

La escritura de Navid Carucci es rica en detalles y sigue en estilo la musicalidad y la poesía de la literatura indopersa - donde todo se convierte en símbolo y donde la dimensión espiritual es contemplación y misticismo - en honor a la tradición sufí de la que Jahanara era seguidora. Es también la obediencia a la tradición y a los antepasados ​​lo que la empuja a hablar con una bisabuela muerta, que la bendice: “Has respondido a la volatilidad de las crónicas grabando tu nombre en piedra”.

de Laura Eduati