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Historia del mes
La educación cristiana en los tiempos de los carolingios

El manual de Dhuoda

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05 enero 2024

Dhuoda nació unos años después de la coronación de Carlomagno como emperador, alrededor del año 803. En el 824 se casó con un pariente del soberano, el muy poderoso Bernardo de Septimania. Estamos en el sur de la Francia actual, en esa Occitania enclavada entre la vertiente provenzal de los Alpes y los primeros picos de los Pirineos. La propia Dhuoda nos proporciona las coordenadas espaciales y cronológicas. En 826 nació el primogénito Guillermo y, al cabo de unos años, siguió a su padre en las campañas militares siguiendo al nuevo emperador, Luis el Piadoso. La muerte de este último en 840 complicó la situación dando lugar a disputas entre los herederos. Y Bernardo, el marido de Dhuoda, apostó por el caballo equivocado. Derrotado, tuvo que entregar a su hijo Guillermo como rehén. Pero no fue suficiente. La misma suerte corrió su segundo hijo, nacido en marzo de 841 y arrancado de los brazos de su madre cuando era recién nacido.

En este contexto se produce el Liber Manualis de Dhuoda, una especie de tratado educativo escrito entre noviembre de 841 y febrero de 843. En el libro Dhuoda. Figlio mio, indirizzo a te questo scritto (Ed. San Paolo), (Dhuoda. Hijo mío, te dirijo este escrito), María Antonietta Grillo habla del vacío y la desesperación de una madre que se dirige a su hijo animada por el deseo de ser útil: “Te envío este libro para que lo leas como un espejo de tu formación. Seré feliz si mi ausencia puede ser compensada con la presencia de este librito mío... cuando parta de mis manos, quiero que lo tomes en las tuyas con amor”. Dhuoda pide a Guillermo que transmita esas mismas páginas y sus enseñanzas a su segundo hijo, cuyo nombre ni siquiera conoce: “Cuando tu hermano pequeño haya recibido la gracia del bautismo... haz lo posible por educarlo, amarlo y a obrar siempre en el mejor modo”.

Son enseñanzas de moral religiosa, dirigidas al hijo al que la autora sabe que no puede educar personalmente. Al establecer con él un vínculo a distancia, la madre le transmite el sentimiento de amor hacia Dios y de una fe que debe alimentarse diariamente, con la oración y la caridad.

Madre, escritora, pedagoga (no en el sentido de una Montessori ante litteram), Dhuoda habla mucho de sí misma. El Liber Manualis es de hecho la autobiografía de una mujer que, a pesar de su relativa soledad, sigue siendo una de las damas más poderosas de aquella Francia. Vive en Uzès y tiene una formación extraordinaria. No solo conoce las Sagradas Escrituras. La suya es una cultura clásica que le hace perfectamente consciente de lo que es la auctoritas, es decir, la autoridad atribuida a los grandes escritores del pasado. En un latín ciertamente alejado de los patrones clásicos pero eficaz, Dhuoda menciona a Plinio el Viejo y a Ovidio, a San Ambrosio y a San Agustín.

La historia de Dhuoda no tiene un final feliz. El continuo estado de guerra y la inseguridad de los latifundios no le permitieron recaudar las rentas de la tierra, por lo que se vio obligada a contraer importantes deudas. Mientras tanto, el marido y el hijo fueron acusados ​​de traición y ejecutados en el año 844. Pero Bernardo, el niño al que su madre ni siquiera pudo destetar, corrió mejor suerte. Años después adquirió títulos y tierras, entre ellas, la de Aquitania que dejó a Guillermo el Piadoso, sobrino de Dhuoda y fundador de la famosa abadía benedictina de Cluny (909). (Giuseppe Perta)